DEMOCRACIA GENOCIDA
Colombia, sólo una parte de Colombia, se estremece estos días. Las informaciones, los titulares, los comentarios, hablan de cadáveres, de fosas comunes, de restos humanos...Y el viejo campesino del Magdalena Medio recuerda el dicho de que “los muertos, los cadáveres, siempre acaban por bajar flotando por el río”.
Son tantos los muertos, los masacrados por los paramilitares del Presidente Uribe, que la Justicia de Colombia, perdón por la incongruencia, tiene que pedir ayuda económica a los poderosos amigos del presi-para. En este caso, no a los paramilitares de Colombia , sino a los de Washington. “A pedir plata para investigaciones y búsqueda de fosas viajó a Estados Unidos fiscal Mario Iguarán”, titulaba el diario El Tiempo de Bogotá.
“¿Qué necesita la Fiscalía?
Recurso humano y logístico. El día de una comisión de fiscales, investigadores y antropólogos que va a un sitio de estos donde están apareciendo las fosas está por encima de los 8 millones de pesos.
Hemos destacado a los mejores fiscales. Son 21 delegados ante tribunal y un número similar de fiscales de apoyo. Pero definitivamente necesitamos más gente.
¿De cuántos fiscales estamos hablando?
Nosotros necesitaríamos hoy, para atender estas investigaciones, doblar lo que tenemos, casi que 50 fiscales más. Pero no solo eso. Necesitamos investigadores con conocimientos en antropología y otros que sepan cómo perseguir la plata de los 'paras'. No solo es saber dónde están las tumbas, sino indagar ese sector económico y financiero que es el testaferrato y que está tan lleno de tinieblas.”
Así habla el Fiscal General de Colombia, en esta entrevista alucinante, sobre una realidad que no lo es menos.
El Fiscal viaja a Washington a la par que lo hace el Presidente Álvaro Uribe; éste para encontrarse con su “amigo” Bush. El Presidente-cowboy ya tiene suficientes problemas con sus muertos en Iraq, como para que el Congreso le toque los presupuestos, también por lo de sus amigos paramilitares de Narcolombia. Así es que, quizás el fiscal tenga, otra vez, ayuda para desenterrar y recomponer cadáveres de campesinos descuartizados por los amigos de Uribe. Y para echar unas buenas paladas para intentar tapar el escándalo de la llamada para-política. ¡La que ha armado el Presidente con su ley de Justicia y Paz!

Se entrenaban para matar picando campesinos vivos

Con este nuevo titular, el diario El Tiempo, nos encabeza otra información, sobre los métodos que los paramilitares ¿usaban?,¿usan aun?, en los entrenamientos de sus reclutas. El nombre oficial es 'pruebas de coraje'. Y un pajaro de este pelaje, Francisco Enrique Villalba Hernández, alias ‘Cristian Barreto’, relata cómo en un curso que siguió en una finca del departamento de Antioquia, practicó el descuartizamiento de campesinos vivos, que habían secuestrado en asaltos a pueblos vecinos. “Eran personas de edad que las llevaban en camiones, vivas, amarradas”, cuenta el criminal. “Las instrucciones eran quitarles el brazo, la cabeza, descuartizarlos vivos. Ellos salían llorando y le pedían a uno que no le fuera a hacer nada, que tenían familia”. Y sigue relatando:”A las personas se les abría desde el pecho hasta la barriga para sacar lo que es tripa, el despojo. Se les quitaban piernas, brazos y cabeza. Se hacía con machete o con cuchillo. El resto, el despojo, con la mano. Nosotros, que estábamos en instrucción, sacábamos los intestinos”. Estos hechos, tan instructivos, según el declarante, los perpetraban a mediados de 1994. El paramilitar que esto cuenta, dice que arrepentido, ante la Fiscalía, lo hace para acogerse a esa Ley de Justicia y Paz, con la que espera salir en libertad próximamente. La ley sirve, también, para que los mandos paramilitares, legalicen las fincas y otras propiedades robadas o compradas a precio de saldo mediante extorsiones y con dinero de sus negocios de narcotraficantes.

Decenas de fosas comunes

El Fiscal tiene que pedir plata en Washington, porque en este cementerio que sigue siendo Colombia, no cesan de aparecer fosas comunes, a medida que van cantando los paracos, dizque arrepentidos. A finales de Abril, la Fiscalía informaba de que en el departamento del Meta, habían hallado 52 fosas con los restos de 78 campesinos asesinados por el bloque paramilitar “Héroes del Meta y Guaviare”. Entre las víctimas de esa heroicidad, se encontraron los restos de cinco menores de edad y de dos adolescentes. Y así, en uno y otro punto del territorio colombiano, las fosas abundan como hongos. La fiscalía calcula que los enterramientos clandestinos de los paras, cerca de 4.000 según las denuncias, deben albergar unos 10.000 muertos, pero hasta ahora sólo ha sido capaz de hallar 500 cuerpos.
Además, una cosa es buscarlos y hallarlos y la otra, identificarlos. En la región de la Costa, el 70 por ciento de los cuerpos están desmembrados con machete. Y en el Putumayo, la mayor parte de los hallados, recibieron un tiro en la cabeza y después fueron troceados.

El país no es de hielo, pero...

Eduardo Pizarro, Presidente de la Comisión Nacional de Reparación, dice que los paramilitares quieren borrar la memoria y que hay que desenterrarles las víctimas, precisamente para recuperar esa memoria. Pero los fiscales encargados de desenterrar, no ven que el país se estremezca. Claro que, ¿a qué país se refieren? La antropóloga María Victoria Uribe, le declara al diario El Tiempo que “A la sociedad bogotana le importa n carajo que descubran 15 cadáveres en Sucre”. Quizás, el país que ni siente ni padece la muerte y la violencia de Colombia, es el mismo que, en otros lugares, como Argentina, dijo que nunca supo lo de los desaparecidos. El mismo que en el mismo Colombia, nunca supo que el gran vividero que es Colombia en la zona norte, en la zona rosa o en el barrio el Poblado de cada ciudad, se muere de hambre y miseria en la zona sur, o en las goteras de cada ciudad.
Claro que, con las pruebas tan cotundentes del genocidio que se están mostrando en los últimos meses y de la implicación de la clase política del gobierno de Colombia, aun es más escandaloso el silencio por respuesta que está dando la civilizada y democrática Europa. Con España, gobierno socialista incluido, a la cabeza.

El proyecto paramilitar

No fue sólo el Presidente Uribe, que empezó la tarea con las cooperativas Convivir, quien auspició desde el “establecimiento” el proyecto paramilitar.
Como escribe el jurista colombiano y defensor de los derechos humanos Carlos Alberto Ruiz (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=50213): “¿dónde están hoy gran parte de los y las que permitieron cientos de crímenes? ¿dónde están los que desde altos cargos del Estado, confeccionaron, desarrollaron y blindaron tal “estrategia perversa para fingir democracia”? .... Los políticos y los empresarios poderosos de hoy, que han servido al paramilitarismo y que se han lucrado con sus crímenes, debieran responder, mejor no en tribunas, sino en tribunales, sería preferible, pero no es a ellos a los que corresponde oír esta derrotada interpelación. Es a otros, que debieran asumir la cuestión de la para-política con mayor autoridad moral, emprendiendo una coherente corrección ética a su interior.
La palabra colusión existe, y tiene entre sus sinónimos: complicidad, connivencia, contubernio, pacto, alianza, componenda. La ética para la política, demanda un debate más a fondo de todas las expresiones de la para-política. La condición sine qua non de la guerra sucia en Colombia, de la democracia genocida, como la llama acertadamente Javier Giraldo, ha sido lo que Carlos Gaviria nos recuerda como “estrategia perversa para fingir democracia”, la cual ha sido hecha no en los puestos de mando militar, sino en cómodos despachos de funcionarios civiles, la mayoría cercanos a la Casa de Nariño, en Bogotá, a metros del oído del presidente.