
Senadores apoyan a los huelguistas
Varios senadores brasileños han expresado hoy su apoyo a las demandas de los policías de varios estados, que reclaman un aumento salarial y que se establezca un salario base que rija para todos los estados del Brasil. Desde 2008 está en el parlamento la Propuesta de Enmienda Parlamentaria 300 (PEC 300) que fija un salario mínimo para todos los efectivos de las policías de los estados. Esta es la principal demanda tanto de los agentes que están en huelga en Río de Janeiro y Bahía, como de los de otros estados en los que los policías convocaron a asambleas. "Estoy a favor de la PEC 300, creo que ella será bienvenida pero, al mismo tiempo, hay que ver de donde van a salir los recursos para pagarla" declara Pedro Taques, titular de la subcomisión de Seguridad Pública de la Cámara alta. En 2011 policías de varios estados intentaron invadir el palacio del Congreso en Brasilia para presionar en favor de que fuera aprobada la PEC 300, y desde entonces ha ido en aumento el movimiento policial en varios estados. "La tarea policial debe ser valorizada.el trabajador de la seguridad pública está muy próximo al crimen, hay un pequeño muro que separa a la ley del crimen" declara el senador Randolfe Rodrigues. Sin embargo los senadores del oficialista Partido de los Trabajadores se oponen, en su mayoría, a la PEC 300, aun sin debatirse ni votarse en el plenario de Diputados. La crisis policial surgida en Bahía el 31 de enero, a la que se suma ahora el paro de Río desde este viernes, fortalecen el peso de la llamada "bancada policial", tanto en el Senado como en Diputados. Ese bloque "se comportó de forma populista al impulsar la PEC 300 e incentivar esta ola de inestabilidad en varios estados, si se aprobara la PEC habrá que desembolsar 13.000 millones de reales (7.000 millones de dólares) más que todo el presupuesto del ministerio de Justicia" dice la antropóloga Jaqueline Muniz, especialista en seguridad.
La Presidenta Rousseff despliega al ejército en Río
El paro de la policía de Río de Janeiro, iniciado a las 0 horas de este viernes, parece contar con la adhesión de muchos efectivos, y la presidenta Dilma Rousseff anuncia el envío de 14.000 militares para garantizar el orden, a una semana del inicio del carnaval.
Veinte unidades móviles estaban estacionadas ya en la madrugada pasada frente a la unidad policial de Olaría, mientras otras 10 permanecían en la comisaría Penha en señal de adhesión a la huelga y desacatando la orden de las autoridades para que realizarann sus rondas habituales. Esas bases policiales se encuentran en las proximidades del Complexo do Alemao, el mayor conjunto de favelas de la región norte carioca. Unos dos mil policías del estado de Río de Janeiro participaron en la noche del jueves en la asamblea realizada en el barrio céntrico de Cinelandia durante la cual fue aprobada la huelga que exige un salario base de 3.500 reales (cerca de 2.000 dólares). El gobernador de Río, Sergio Cabral solicitó anoche a Rousseff el envio de 14.000 efectivos de las Fuerzas Armadas y 300 policías de elite de la Fuerza Nacional de Seguridad para garantizar el orden y evitar el aumento de homicidios, como ha sucedido en la huelga policial del estado de Bahía. En tanto 10 patrulleros estaban estacionados en la mañana de hoy frente a la unidad policial de Botafogo, en la zona sur de la ciudad. La asamblea de los policías de Río de Janeiro resolvió mantener de guardia al 30% de los efectivos pese a que una minoría propuso suspender por completo las actividades como ocurre en el paro del estado de Bahía. El director jurídico del Sindicato de Policías Civiles (policía investigaciones) Francisco Chao dijo que pese al paro está descartada la hipótesis de tolerar "actos de vandalismo" como los registrados en Bahía.
La seguridad de los carnavales, en peligro
En Bahía continúa la huelga y las autoridades ya sacaron allí esta semana a miles de soldados a las calles de Salvador para recuperar el control de una ciudad donde se realiza el segundo mayor carnaval del país.
La decisión de ir a la huelga en Río fue adoptada a última hora del jueves
por cientos de dirigentes sindicales de la policía militar, civil y los bomberos
del estado.Los asambleístas consideraron insuficiente una propuesta del gobierno estatal para conceder un reajuste salarial.También demandan la liberación de un bombero, Benvenuto Daciolo, detenido el
jueves acusado de incitar a extender la huelga de Bahía a otros estados.
La situación ha causado inquietud en la Presidencia brasileña y en gobiernos locales.El gobernador de Río, Sergio Cabral, afirma que existe una coordinación nacional de profesionales de seguridad para crear un clima de inestabilidad. El ministro José Eduardo Cardozo declaró esta semana al diario O Estado de Sao Paulo que hay "un aumento de situaciones que buscan sembrar el pánico entre la población".
Diferentes medios brasileños informaron el jueves que funcionarios de seguridad de siete estados de Brasil, incluido Río, analizaban declararse en huelga.
La situación ha causado inquietud en la Presidencia brasileña y en gobiernos locales.El gobernador de Río, Sergio Cabral, afirma que existe una coordinación nacional de profesionales de seguridad para crear un clima de inestabilidad. El ministro José Eduardo Cardozo declaró esta semana al diario O Estado de Sao Paulo que hay "un aumento de situaciones que buscan sembrar el pánico entre la población".
Diferentes medios brasileños informaron el jueves que funcionarios de seguridad de siete estados de Brasil, incluido Río, analizaban declararse en huelga.
Las escuelas de samba siguen adelante con los preparativos. Sin embargo hay preocupación por la seguridad debido a la huelga.
Lo que revela la huelga policial

La protesta en demanda de mejoras salariales dio pie a una ola de violencia con al menos 87 homicidios y cogió por sorpresa al país. "En momentos en que Brasil parece un país moderno, integrado, vemos niveles de violencia muy altos y una arquitectura jurídico-político-institucional muy precaria para lidiar con conflictos de este orden", dice Eduardo Paes-Machado, profesor de sociología y criminología de la Universidad Federal de Bahía. Paes-Machado piensa que en la huelga policial está en juego el poder real de la policía en una sociedad que en la práctica le ha dado un poder "desorbitado" para actuar en la vida cotidiana. "Aquí hay una creencia de que una policía superpoderosa va a solucionar los problemas de crimen y violencia y en realidad es al contrario: va a crear problemas de corrupción, violencia y brutalidad. Cuando ellos hacen lo que están haciendo están usando parte de ese mandato que la sociedad y el Estado le dio a la policía. Es un poco la metáfora del hechizo que se vuelve en contra del hechicero. Esta huelga no es una huelga de un sector frágil y sin poderes: es de un sector que sabe muy bien usar el poder que tiene para poner al gobierno y la sociedad en jaque".
Según la secretaría de Seguridad Pública de Bahía, la huelga iniciada el martes de la semana pasada afectó a un tercio de los 31.000 policías del estado. Además de ocupar la Asamblea estatal, los huelguistas tomaron autobuses para cortar avenidas importantes de Salvador. La situación de caos empeoró el viernes tras una serie de saqueos a comercios, asaltos y asesinatos. En los seis días de huelga policial, la cifra de al menos 87 homicidios cometidos en Salvador y sus alrededores supera por más del doble la de la semana anterior, según cifras oficiales.
Con el fin de retomar el control de la ciudad, el fin de semana fueron movilizados unos 3.500 efectivos del Ejército, la Marina y la Fuerza Nacional de Seguridad. La justicia declaró ilegal la huelga y emitió órdenes de captura contra 12 de sus líderes. Este lunes, cerca de un millar de soldados y policías federales fueron desplegados alrededor de la Asamblea Legislativa para rodear a los huelguistas allí recluidos y obligarlos a salir. Los efectivos que cercaron el edificio utilizaron balas de goma y bombas de gas para impedir que se acercaran personas que apoyan a los policías en huelga desde fuera . El desalojo de la Asamblea fue reclamado por su presidente, Marcelo Nilo, quien protestaba por la presencia de "hombres armados por los corredores y por las rampas".
Otros dos estados brasileños del nordeste, Maranhão y Ceará, también enfrentaron en las últimas semanas huelgas de policías militares. El líder de la huelga de Bahía, Marco Prisco, participó en una huelga de policías militares en el mismo estado en el año 2001, lo que le costó su cargo como bombero, y ahora promete resistir dentro de la Asamblea estatal. Ivone Freire Costa, coordinadora de proyecto de seguridad publica en la Universidad Federal de Bahía, sostiene que una protesta como la actual, "con características de motín, como fue caracterizada, es problemática porque ya tiene otras connotaciones". La experta considera que la situación de Bahía podría repetirse en otras partes del país.
(Fuentes: ANSA-Latina y BBC-Mundo)
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