26.1.10

Haití:Terremoto e Información

CUANDO EL DESASTRE SON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. Y PORQUÉ ES TAN INJUSTO LLAMAR SAQUEADORES A QUIENES BUSCAN COMIDA O MEDIOS PARA CALENTARSE Y COBIJARSE CUANDO LA AYUDA AUN NO HA LLEGADO O NO ES BIEN DISTRIBUIDA


Por Rebecca Solnit (*)

Inmediatamente después da casi cada desastre, comienzan los crímenes: implacables, indiferentes al sufrimiento humano y generadores de harto más sufrimiento. Sus perpetradores salen impunes, y viven para seguir cometiendo crímenes contra la humanidad. Se preocupan menos por la vida humana que por la propiedad. Actúan sin atender a las consecuencias.
Estoy hablando, huelga decirlo, de los miembros de los medios de comunicación de masas, cuya falsaria representación de lo que ocurre en un desastre logra a menudo propiciar o justificar una segunda ola de desastres. Estoy hablando del tratamiento que de las víctimas se da, como si de criminales se tratara, tanto sobre el terreno como en las noticias, y del aplauso galanamente ofrecido al desviación de recursos destinados al rescate hacia los patrulleros de la propiedad. Todavía tienen las manos rezumarntes de sangre del huracán Katrina, y ya se las manchan de nuevo en Haití.



A los pocos días del terremoto de Haití, por ejemplo, Los Angeles Times publicó una serie de fotografías, con sus correspondientes pies anunciando recurrentemente ―saqueos‖. [Véase, análogamente, en la prensa española esta página del diario El Mundo; n. T.] En una se veía a un hombre tirado al suelo, boca abajo, con este pie: ―Un policía haitiano reduce a un sospechoso de saqueo que llevaba un saco de leche en polvo‖. El dulce rostro del hombre mira a la cámara suplicante, angustiado:



Otra foto se rotulaba así: ―Continúa el saqueo en Haití tres días después del terremoto, a pesar de que había más policías desplegados en el centro de Puerto Príncipe‖. Mostraba a una sombría muchedumbre vagando entre derruidas columnas de hormigón en un paisaje en el que, manifiestamente, poco podía haber de valor para llevarse.




Una tercera imagen llevaba el siguiente pie: ―Un saqueador se hace con rollo de tela de un comercio destruido por el terremoto‖:




Y otro: ―El cuerpo de un funcionario de policía yace en una calle de Puerto Príncipe. Le disparó accidentalmente un compañero al confundirlo con un saqueador.




La gente estaba todavía atrapada entre los escombros. Un traductor de la Televisión australiana consiguió rescatar a una pequeña que había sobrevivido 68 horas sin agua ni alimentos, huérfana, pero reclamada por un tío que había perdido a su mujer embarazada. Otros estaban espantosamente heridos, esperando una ayuda médica que no llegaba. Centenares de miles, tal vez millones, necesitaban, y siguen necesitando, agua, alimentos, cobijo y primeros auxilios. Los medios de comunicación se bifurcan en los desastres. Algunos se salen de su papel habitual ―objetivo‖, para responder con sensibilidad y ayuda práctica. Otros sacan el arsenal de clichés y mitos perniciosos, para lanzarse una y otra vez al asalto de los supervivientes.

El saqueador‖ de la primera foto muy bien podría haber ido en busca de leche para sus niños y bebés hambrientos, pero para los medios de noticias ese no era el problema más urgente. El ―saqueador‖ encorvado bajo dos enormes rollos de tela muy bien podría estar en trance de llevarlos a gentes que habían perdido su hogar y necesitados de cobijo en tiendas improvisadas para guarecerse de un feroz sol tropical.

Las imágenes comunican desesperación, pero no actitudes criminosas. Salvo, acaso, los disparos de un policía a su colega: debían estar tan obsesionados con la propiedad que se volvieron imprudentes en lo que tocaba a la vida humana. Resultado: un hombre murió sin motivo alguno en un paisaje ya saturado de muerte.

En los últimos días se ha ido informando de distintos enfrentamientos con armas, y puede que eso sea harina de otro costal. Pero ¿y el hombre con la leche en polvo? ¿Es realmente un delincuente? Puede que haya más casos, pero lo que he visto no me convence.

¿Y qué harías tú?


Imagina, lector, que tu ciudad se ve apabullada por un desastre. Tu cada ya no existe, y ya gastaste hace días todo el dinero que llevabas encima. Tus tarjetas de crédito no sirven para nada, porque no hay ya electricidad para procesar los cargos a cuenta de las mismas. En realidad, no hay ya siquiera almacenes, bancos, comercios ni nada que comprar. La economía ha dejado de existir.

Pero al tercer día estás ya muy hambriento, y el agua que sacaste a prisa y corriendo de casa ya se agotó. La sed es harto peor que el hambre. Puedes pasar varios días sin comida, pero no sin agua. Y en el campamento improvisado en el que te hallas hay un viejo a tu vera que parece al borde de la muerte. Ya no contesta nada cuando tratas de confortarle asegurándole que todo este caos pasará, seguro. Los bebés no dejan de llorar, y sus mamás están entre la tensión angustiada y el desconsuelo.

Así que decides salir para ver si alguna organización de ayuda humanitaria ha llegado ya y está distribuyendo algo. Y lo único que descubres es que hay otro millón de semejantes en situación de abandono y privación, y que no es probable que llegue ayuda ninguna o pronto o cerca. El chico del comercio de la esquina ya ha dado todos sus bienes a los vecinos. Esa oferta se acabó ya. Es lo más normal del mundo que, cuando ves la farmacia con las ventanas rotas o el supermercado, no te lo pienses dos veces y te lances a por la caja de galletas energéticas o unos cuantos litros de agua que pueden mantenerte con vida, así como ayudarte a salvar un puñado de vidas.

Puede que el viejo no se muera, que los bebés pongan fin a la llantina y que a las madres les cambie la faz. Otros deambulan también tranquilamente para conseguir algo. Tal vez sean gentes como tú y ese litro de leche que el que está a tu lado acaba de llevarse sirva pronto de alivio en algún sitio. No has mangado nada en una tienda desde que tenías 14 años, y tienen un montón de dinero a tu nombre; pero eso no significa nada ahora.

Si te haces con estos productos, ¿eres un delincuente? ¿Tienes que terminar pateado en el suelo por un poli que te esposa con las manos atrás? ¿Tienes que terminar oyéndote llamar ―saqueador‖ por los medios de comunicación internacionales? ¿Tienes que ser abatido a tiros en la calle porque la sobrerreacción a los desastres, a todos los desastres, suele traer consigo la imposición de la pena de muerte sin el beneficio del debido proceso sólo por ser sospechoso de un delito menor contra la propiedad?

¿O eres un rescatador? ¿No es la supervivencia de las víctimas de los desastres más importante que la preservación de las relaciones cotidianas de propiedad? Esa farmacia, ¿es más vulnerable, más víctima, está más necesitada de ayuda por parte de la Guardia Nacional que tú, o que esos pequeños desechos en llanto, o que los millares todavía atrapados entre ruinas a punto de morir?

Es bastante obvio cuáles son mis respuestas a estas preguntas, pero no parece tan obvio en el caso de los medios de comunicación. Desastres tras desastre, al menos desde el terremoto de San Francisco en 1906, los que están en el poder, los que disponen de rifles y tienen la fuerza de la ley tras de sí a menudo se preocupan más por la propiedad que por la vida humana. En una situación de emergencia la gente puede morir, y muere, por causa de esa pervertida jerarquía de valores. O son abatidos a tiros por hurtos menores o imaginados. Los medios de comunicación no sólo aceptan eso, sino que regularmente, repetidamente, ayudan a preparar el camino de, y aun a incubar, esa reacción.

Si las palabras mataran

Necesitamos desterrar la palabra ―looting‖ [saqueo] de la lengua inglesa. Invita a la locura y nubla las realidades.
―Loot‖ [saqueo, saquear], el sustantivo y el verbo, es una palabra de origen hindú que refiere a los despojos de la guerra o a otros bienes más o menos incautados. Como hizo notar en su día el historiador Peter Linebaugh, ―en una época, loot significaba la paga del soldado‖. Entró en la lengua inglesa como buena parte del saqueo [loot] procedente de la India entró en la economía inglesa: en los bolsillos de los soldados o en forma de incautaciones imperiales.

Tras años de entrevistar a supervivientes de desastres y de leer informes de primera mano y estudios sociológicos de desastres como el bombardeo alemán de Londres en 1940 y el terremoto de la Ciudad de México en 1985, no creo en el saqueo. Hay dos cosas que pasan en los desastres. El grueso de lo que ocurre podría llamarse requisa de emergencia. Alguien que podrías ser tú, alguien en circunstancias desesperadas como las descritas más arriba, se hace con lo necesario para sostener la vida humana a falta de cualquier otra alternativa. No sólo no llamaría yo a eso saqueo; es que ni siquiera le llamaría hurto.

La necesidad es un eximente en caso de violar la ley, en los EEUU y en otros países, aun si se aplica más, digamos, a la confiscación de las llaves del coche de un conductor borracho que a alimentar a niños hambrientos. Coger cosas que no necesitas es hurto bajo cualquier circunstancia. Lo que es, de acuerdo con el sociólogo de los desastres Enrico Quarantelli –que ha venido estudiado el asunto desde hace más de medio siglo—, algo rarísimo en la mayoría de desastres.

El beneficio personal es lo último en lo que el grueso de la gente piensa luego de un desastre. En esa fase, los supervivientes son casi invariablemente más altruistas y están menos apegados a sus propiedades, menos preocupados por los problemas de largo plazo de las adquisiciones, el estatus, la riqueza y la seguridad, de lo que pueda concebir como posible cualquiera que no se halle en tales situaciones. (Los mejores informes y reportajes sobre Haití sólo destacan esta realidad de los desastres: gentes que se han quedado prácticamente sin nada se arman de paciencia y buscan compartir lo poco que tienen y apoyar a quienes se hallan en una situación aún peor.)

Los medios de comunicación son harina de otro costal. Tienden a llegar obsesionados con la propiedad (y los titulares que puedan amasarse con los asaltos a la propiedad). Canales televisivos y periódicos suelen llamar ―saqueo‖ a cualquier cosa, con lo que incitan la hostilidad hacia las víctimas, así como una sobrerreacción histérica por parte de las autoridades armadas. O bien ocurre a veces que los periodistas sobre el terreno hacen un buen trabajo, pero los directivos instalados en sus cómodas oficinas amañan según les acomoda los pies de foto y editan cabeceras y titulares capciosos.

Yerran también en su uso de la palabra ―pánico‖. Entre gentes comunes en situaciones críticas, el pánico es una cosa muy rara. A una muchedumbre escapando de una muerte cierta los medios de comunicación la llamarán una multitud presa del pánico, aun cuando escapar es la única cosa razonable que se puede hacer. En Haití siguen informando de que hay comida sin distribuir por miedo a las ―estampidas‖.

¿Creen que los haitianos son ganado?


La creencia de que, en situaciones de desastre, las gentes (sobre todo si son pobres y no son blancos) se comportan como ganado, o como animales, o como locos e imprevisibles, viene regularmente a justificar el gasto de demasiada energía y de demasiados recursos en tareas de control –los militares norteamericanos lo llaman ―seguridad‖—, que se sustraen a su uso en tareas de auxilio. Una voz de fondo con acento británico de la cadena CNN comenta una toma en la que se ve a gente corriendo hacia el lugar en el que un helicóptero está arrojando tirando provisiones diciendo que hay una ‖estampida‖, y añade que esta entrega ―amenaza con provocar el caos‖. El caos existe ya, y no puedes cargarlo en el debe de estas gentes desesperadas por hacerse con un poco de comida y de agua. O puedes hacerlo, pero entonces estás contribuyendo a persuadir a tu audiencia de que se trata de personas indignas y de poco fiar.

Volvamos al saqueo: evidentemente, puedes considerar que la acuciante pobreza de Haití y sus fallidas instituciones son un desastre de larga data que altera las reglas del juego. Podría haber gentes que no sólo estuvieran interesadas en hacerse con las cosas que necesitan para sobrevivir en los próximos días, sino con cosas que nunca tuvieron derecho a tener, o con cosas que pudieran necesitar el mes próximo. Técnicamente, esto es robo, pero a mí ni me sorprende ni me turba; lo que me resulta perturbador es que antes del terrible terremoto llevaran vidas de privación y desesperación.

En tiempos normales, el hurto menor suele considerarse un delito. Nadie se siente agraviado. De no ser tenidos a raya, los hurtos menores podrían acaso llevar a situaciones en las que se multiplicaran los robos, etc., y se puede razonablemente argüir que, en tal caso, hay que represar la crecida de la ola. Pero nada de eso es particularmente relevante en un paisaje de terrible sufrimiento y muertes en masa.

Un buen número de tertulianos de programas radiofónicos y otro personal de los medios de comunicación todavía siguen indignados con que la gente cogiera televisores luego de que el huracán Katrina golpeara Nueva Orleáns en agosto de 2005. Desde que empecé a pensar y hablar con la gente sobre lo que pasa tras un desastre he oído muchas cosas sobre esos condenados televisores. Ahora bien; ¿qué es más importante? ¿Los televisores o las vidas humanas? La gente estaba muriéndose en tejados, en tórridos áticos y en pasos elevados, estaba abandonada a su suerte en todo tipo de terribles circunstancias en la Costa del Golfo en 2005, cuando los medios de comunicación dominantes comenzaron a obsesionarse con el saqueo, y el alcalde de Nueva Orleáns y el gobernador de Luisiana tomó la decisión de centrar sus esfuerzos en la protección de la propiedad, no de la vida humana.

La manipulación mediática llegó a tal punto, que una pandilla de hombres blancos del otro lado del río de Nueva Orleáns resolvió tomarse la justicia por su mano y comenzó a disparar. Aparentemente, consideraban criminales y ladrones a todos los negros, y dispararon sobre muchos. Parece que algunos murieron; había cuerpos desangrándose, expuestos al sol de septiembre lejos de la zona de las inundaciones; un buen hombre que trataba de salir de la ciudad en ruinas a duras penas logró sobrevivir. Y los medios miraron para otro lado. Me llevó meses poder simplemente cubrir esta historia. Esa pandilla de somatenes blancos decía estar protegiendo la propiedad, pero sus miembros nunca consiguieron demostrar que sus propiedades estuvieran amenazadas. Se jactaban de matar negros. Y compartían valores con los medios de comunicación dominantes y con las autoridades de Luisiana.

Ello es que, cuando la administración Bush subcontrató servicios privados de emergencia –como autobuses de evacuación en el caso del huracán Katrina— a ávidos amiguetes que sacaron suculentos beneficios de proporcionar prestaciones, caras, incompetentes y a destiempo en los momentos de máxima urgencia, no llamamos a eso saqueo. O cuando un puñado ricachones de Wall Street decidió jugar con una necesidad humana básica como la vivienda… Bueno, ya pilláis la idea.

Woody Guthrie cantó una vez que ―algunos te roban a punta de revólver, y otros, a punta de estilográfica‖. Los tipos del revólver (o de los machetes, o de las navajas) son más fotogénicos, y los tipos de la estilográfica no sólo no terminan en la cárcel, sino que acaban en McMansiones con garajes para cuatro automóviles, y a veces, elegidos –o designados— para algún alto cargo.

Aprender a ver en las crisis

En las pasadas navidades, el padre Tim Jones, de York, provocó una conmoción en Inglaterra cuando dijo en un sermón que el hurto en comercios y cadenas de supermercados podía ser un comportamiento aceptable en el caso de los desesperados. Ni que decir tiene, fue un escándalo. Jones dijo a Associated Press: ―Lo que digo es que cuando cerramos cualquier avenida socialmente aceptable a los necesitados, la única avenida que queda es una socialmente inaceptable‖.

Casi todas las réplicas se centraron en la cuestión de porqué mangar en los comercios una mala cosa, pero también se reiteró que no sirve para nada. Bueno, la comida le sirve al hambriento, un hecho tan patente, que resulta extraño hasta tener que enunciarlo. Los medios por los que se accede a ella son cuestión aparte. El debate siguió centrado más en el hurto que en la constatación de que en el verde y placentero paisaje de Inglaterra haya gente tan desesperada, que mangar en los comercios ha llegado a ser su única opción. Por no mencionar la cuestión de si el sufrimiento humano innecesario constituye ya por sí mismo un crimen.

Ahora mismo, el caso es que el pueblo de Haití necesita alimentos, y a pesar de toda la publicidad, el sistema internacional de distribución de víveres ha constituido hasta ahora un fiasco. Así las cosas, irrumpir en un almacén de víveres de la las Naciones Unidas –con comida presumiblemente destinada a los pobres haitianos en un momento catastrófico— podría no ser ―violencia‖, o ―saqueo‖, o ―violación de la ley‖. Podría ser pura lógica. Podría ser la vía más efectiva de satisfacer necesidades desesperadas.

¿Por qué había antes del terremoto tanta gente hambrienta en Haití? ¿Por qué tenemos un planeta que produce comida bastante para todos y un sistema de distribución que hace que mil millones de nosotros no tenga un acceso decente a esa abundancia? Son preguntas, cuya respuesta no admite demora.

Y todavía más perentorio: necesitamos compasión para quienes sufren en Haití y unos medios de comunicación que cuenten la verdad sobre ellos. Me atrevería a proponer pies de foto alternativos para el reportaje de Los Angeles Times, amodo de modelo para todos los desastres futuros:

Empecemos con la imagen del policía esposando al hombre de rostro angustiado: ―Ignorando que hay todavía millares atrapados bajo los escombros, un policía aborda a una víctima que cogió leche en polvo. En un Haití con millones de hambrientos, sigue sin haber una adecuada distribución de víveres‖.
¿Y qué hay del tipo con un rollo de tela a las espaldas?: ―Como en todos los desastres, la gente corriente muestra una extraordinaria capacidad de improvisación, porque telas como ésta se están usando para improvisar grandes sombrillas en Haití.

Para el policía abatido: ―El exceso de celo institucional a la hora de proteger la propiedad se cobra gratuitamente una víctima, como suele pasar en las crisis. Y mientras tanto, un sinnúmero de personas seguía atrapada entre escombros‖.
¿Y la muchedumbre de supuestos saqueadores?: ―Supervivientes imaginativos rescatan de entre las ruinas de su mundo los medios para sostener la vida‖.

Puede que este último pie no sea muy exacto, pero es más verosímil que el otro. Y lo que es de todo punto exacto en Haití ahora mismo, como siempre en la Tierra toda, es que la vida humana vale más que la propiedad, que los supervivientes de una catástrofe merecen nuestra compasión y la cabal comprensión de sus cuitas. Y que vivimos y morimos merced a palabras e ideas, y que es desesperadamente crucial servirse bien de ellas.

(*)Rebecca Solnit es la autora de A Paradise Built in Hell: The Extraordinary Communities that Arise Disaster y coautora, con su hermano David, de The Battle of the Story of the Battle of Seattle, una breve antología sobre cómo ese evento que cambió la historia ha sido tergiversado, con reproducciones de algunos de los documentos originales.

(Fuente: SinPermiso. Traducción para www.sinpermiso.info: Miguel de Puñoenrostro)

21.1.10

Haití:Terremoto-EE.UU.

LOS MARINES EXPULSAN A LA PRENSA INTERNACIONAL DEL AEROPUERTO DE PUERTO PRÍNCIPE. LA INVASIÓN MILITAR SE CONSOLIDA CON 4.000 MARINES MÁS; EN TOTAL 16.000 SOLDADOS U.S.A., LO QUE ALARMA A GOBIERNOS Y MOVIMIENTOS SOCIALES DE LATINOAMÉRICA


Soldados de Estados Unidos han conminado en la noche de este jueves a los periodistas extranjeros a abandonar el aeropuerto de la capital haitiana antes de las ocho de la mañanahora local. Allí tienen también su base las agencias humanitarias internacionales que han llegado a Puerto Príncipe tras el terremoto del pasado martes. Sin explicar los motivos, los militares les comunicaron que se trata de una disposición que afecta a toda la prensa internacional.


Las tropas de Estados Unidos asumieron el martes el control de Haití, sumido en un caos tras el seísmo que ha asolado el país. El teniente general Ken Keen, responsable de la fuerza conjunta de EE UU que opera en Haití, aseguró esta madrugada que el puerto de Puerto Príncipe será reabierto, bajo control real de EE.UU. el próximo viernes al tráfico comercial, aunque trabajará al 50% de su capacidad. El general de brigada Michael Dana ha explicado que la reapertura del puerto,permitirá descongestionar el aeropuerto de la capital, que recibe una avalancha de asistencia humanitaria.


EE.UU. bloquea la salida por mar a los haitianos.



Las fuerzas militarers de Estados Unidos que ocupan Haití han emitido un comunicado en el que advierten a los ciudadanos de Haití que no abandonen su país para llegar a territorio estadounidense de manera clandestina porque ninguna será admitida. Es por esta razón que las autoridades de los EE. UU. han bloqueado la salida por mar del devastado país centroamericano; incluso hay algunos que intentan abordar las embarcaciones militares estadounidense en Puerto Príncipe.



EE.UU. enviará 4.000 soldados más

Estados Unidos enviará 4.000 soldados más a Haití para que colaboren en las tareas de ayuda a los afectados por el devastador terremoto del pasado 12 de enero. Las tropas adicionales -pertenecientes a una unidad de intervención anfibia estacionada en Nassau (Bahamas) y al vigésimo cuarto cuerpo expedicionario de infantes de marina- serán desviadas de despliegues previstos en Europa y Oriente Medio, según fuentes militares estadounidenses. De esta manera, la presencia de soldados de EE.UU. en la nación caribeña se situará alrededor de los 16.000 efectivos.

Este miércoles la Segunda Flota de la Marina estadounidense informó en un comunicado que el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto, tomó la decisión de desviar efectivos adicionales a Haití debido a "las urgentes necesidades en las tareas de ayuda".


La decisión de enviar más tropas a la nación caribeña se conoció después de que los militares estadounidenses se vieran obligados a defender su manejo de la crisis humanitaria en Haití.
Algunas ONG's y los propios damnificados se han quejado de la lentitud en la obtención de suministros vitales de comida, agua y medicinas.


La organización Médicos Sin Fronteras, (MSF), dijo que a uno de sus aviones de carga que trasportaba 12 toneladas de suministros médicos, las autoridades militares de EE.UU que controlan el aeropuerto no le permitieron aterrizar en el congestionado aeropuerto de Puerto Príncipe en tres ocasiones desde el domingo. MSF aseguró que cinco pacientes murieron por la falta de suministros. "Nos vimos obligados comprar un serrucho en el mercado para continuar con las amputaciones", explicó Loris de Filippi, uno los responsables de la organización.


El general Douglas Fraser, jefe del Comando Sur estadounidense, aseguró que las tropas de su país "están haciendo todo lo posible para acelerar el reparto de ayuda en Haití"

LOS MARINES NO DISTRIBUYEN AYUDA, ESO ES MENTIRA(Fran Sevilla-Enviado especial de RNE-Radio Nacional de España)


Tropas militares de Estados Unidos ocupan el palacio presidencial


La sede del gobierno haitiano fue ocupada el martes por militares estadounidenses que llegaron al edificio afectado por el terremoto y descargaron equipos y provisiones el martes. Y allí siguen.
Unos 20 de helicópteros militares de Estados Unidos aterrizaron el martes en los terrenos del palacio presidencial en Puerto Príncipe. Allí desembarcaron soldados en equipo de combate y descargaron equipamiento. Eran unos 50 paracaidistas de la
División Aerotransportada número 82 de Estados Unidos.



Preocupación en Latinoamérica por la invasión de Haití


El presidente boliviano Evo Morales considera "injusta, inhumana y oportunista" la ocupación militar de Estados Unidos en Haití bajo el pretexto de asistir a los damnificados del terremoto. El mandatario boliviano pidió este marte que la Organización de Naciones Unidas convoque una reunión de emergencia sobre la situación de Haití.

El presidente andino expresó en conferencia de prensa el "rechazo e indignación del pueblo de Bolivia por la decisión del Gobierno estadounidense de enviar tropas en lugar de ayuda a Haití". Dijo que se trata de un hecho sumamente grave que debe motivar el rechazo de la comunidad internacional en su conjunto. "No es posible que EEUU use la desgracia de los pueblos, como el terremoto, para invadir y ocupar militarmente Haití", dijo Evo Morales. Además, detalló que el país del norte ha enviado a Haití 7.000 efectivos pertrechados como para la guerra y pretende incrementarlos con gastos dispendiosos de alimentos, arma y alimentos. "Esos recursos podrían ser mejor utilizados en la atención de los damnificados del desastre en Haití", enfatizó el Jefe de Estado boliviano.

La creciente presencia militar de EE.UU. en Haití alarma a los países de la ALBA. El primero en protestar fue el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quien el sábado criticó que Estados Unidos estaba "manipulando el drama" generado por el terremoto en Haití con el fin de instalar tropas en esa nación. "No tiene ninguna lógica que tropas norteamericanas estén desembarcando en Haití. Si lo que Haití está pidiendo es ayuda humanitaria, no tropas", manifestó Ortega, que instó a Obama a que retire los soldados, "porque al ocupar Haití está ocupando territorio latinoamericano y caribeño".


No tardó en hacerse eco de esta denuncia el gobernante venezolano, Hugo Chávez, para quien EE.UU. está enviando a la nación caribeña a "miles de soldados armados como para una guerra", lo cuales "están ocupando a Haití hechos los pendejos". "Terrible es el imperio. (...) Ya se tomaron hasta el Palacio de Gobierno" de Puerto Príncipe y están "disparándole a los saqueadores", afirmó Chávez. "¿Por qué mandar 3.000 soldados, que además uno no los ve en las calles recogiendo cadáveres? Eso es agravar el problema. (...) Obama manda médicos, carpas, medicinas", dijo el pasado domingo.

En sintonía, la Asamblea Nacional venezolana, dominada por el oficialismo, aprobó ayer un "acuerdo en rechazo a la intervención militar que hace Estados Unidos en Haití después del terremoto".

Por su parte el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, había manifestado su temor de que "Haití, de no haber un rechazo continental rápido, se convierta en otra base norteamericana".
"Eso es muy peligroso: bases militares en Colombia, presencia militar en Perú y ahora en Haití, no hacen trabajo de ayuda, no están salvando a enfermos ni damnificados, sólo presencia militar",
agregó.


Desde Uruguay, el que será ministro de Defensa en el futuro Gobierno de José Mujica, el ex guerrillero tupamaro Luis Rosadilla, manifestó su "profunda preocupación" por el despliegue en Haití de militares de EE.UU., "un país con vocación casi genética de imperialismo y colonialismo"."Si bien fue el Gobierno haitiano quien solicitó esa presencia para garantizar la operatividad del aeropuerto, esa presencia ya generó tiranteces con varias Fuerzas Armadas de otros que cooperan con la ONU en Haití desde hace tiempo y la situación no es fácil", dijo en una entrevista con Efe.


El control estadounidense del aeropuerto también llegó a causar incomodidad en sectores militares brasileños, pero el canciller Celso Amorim quitó hierro al asunto tras conversar el pasado viernes con la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton. "Hasta cierto punto, eso puede ser visto como natural, porque evidentemente hay muchos vuelos de muchos países que quieren llegar, pero lo importante es tener la claridad de que somos tratados con la prioridad adecuada", dijo.


Haití en medio de una guerra
Por Andrés Sal.lari y Rafael Rico Ríos
Rebelión

¿Quién iba a pensar hace 15 días que Estados Unidos estaría hoy lanzando una operación militar para invadir Haití?


Esta nueva aventura imperial disparada por el terremoto del pasado 12 de enero, nos tomó por sorpresa a todos -menos a Estados Unidos-.


Y como no podía ser de otra manera, el ejército cultural del sistema (medios de comunicación) pone todos sus esfuerzos en disfrazar de operación humanitaria esta nueva invasión militar y política.
Este es el renovado escenario de una guerra mediática en la que se manejan 3 ejes principales:


La presencia militar de EE.UU. en Haití es para brindar ayuda humanitaria a un pueblo castigado.


En Haití hay caos y por ende deben imponerse el orden y la disciplina.
Los marines son los únicos capaces de hacerlo, ya que, el resto de países nucleados en torno a la misión militar de la ONU (MINUSTAH) no están a la altura de las circunstancias.


Veremos algunos ejemplos que sustentan estos ejes basados en el monitoreo de 2 medios participantes habituales en las campañas mediáticas norteamericanas: CNN y el diario El País de España.


El periódico madrileño titula el lunes 18 a última hora: "EE UU llega a Haití para imponer el orden". (Ejes 2 y3)



En el subtítulo, el enviado Pablo Ordaz dice: "Las tropas estadounidenses lanzan a su llegada a Puerto Príncipe el mensaje que la misión de la ONU no había logrado transmitir en siete días: Ya estamos aquí. Y os vamos a ayudar". (Eje 3)
El día martes la noticia seguía colgada pero el subtítulo había cambiado, ahora podía leerse que "ante la inoperancia de Naciones Unidas, el pueblo haitiano se encomienda a Estados Unidos para huir del desastre y del hambre". (Eje 3)


Esta visión es desmentida por un sensato enviado de CNN, Kart Penhaul, quien, el martes por la tarde, se atreve a reportar desde Puerto Príncipe lo siguiente: "Esta llegada de las tropas norteamericanas no ha sido vista con buenos ojos por la totalidad de la población. Hemos hablado con algunas personas en las multitudes haitianos (sic) que dicen por qué están llegando hombres con fusiles cuando lo que necesitamos es comida, agua y medicinas. Esa es una opinión repetida por algunos de los médicos aquí en el hospital quien dicen por qué pudieron traer nueve helicópteros llenos de tropas, más no de medicina vital que necesitan en este momento".


Pero, para ese momento, la sede de CNN en Atlanta manejaba otro discurso, demasiado parecido al oficial del gobierno estadounidense. Cuando terminó el reporte de Penhaul, intervino la presentadora Glenda Umaña quien justificó la intervención estadounidense: "También se están encargando de la seguridad, sería una de las razones por las cuales tienen que llegar armados. Muchas gracias Kart Penhaul, uno de nuestros enviados especiales". (Eje3)


No es ésta la única evidencia de la imposición de una política informativa tendiente a justificar la intervención militar. Minutos antes, la misma presentadora, leía uno de los titulares del informativo: "Decenas de infantes de marina estadounidenses llegan con agua y alimentos para ayudar a los haitianos". (Eje 1)


Ante este titular, es de esperar una imagen de algún asistente marine salvador repartiendo insumos entre la castigada población haitiana, pero no, lo que podía observarse era a un soldado armado con un fusil y en posición de combate. Esa imagen debió titularse: "Decenas de infantes de marina estadounidenses ocupan Haití y se preparan para combatir a las víctimas del terremoto". Algo que se acercaría más a la realidad después de amenazas como las del Comandante de la Costa Guardia de EE.UU, Christopher O'Neill, que advirtió que el objetivo "es interceptar en el alto mar y repatriar" a los haitianos que intenten salir del país.






La siguiente entrega de la cadena fue conducida por Daniel Viotto, durante la misma entrevistó al primer ministro Jean Max Bellerive. La intención del periodista (y de la cadena) nuevamente era justificar la invasión estadounidense en base al caos reinante. Esta fue la segunda pregunta realizada por el conductor: "Le preguntaba la cuestión del control en su país, no sólo en lo que se refiere a tareas de asistencia y rescate de personas y comenzar a recuperar al país de esta catástrofe sino lo que hemos visto en estos últimos días, gente saqueando negocios, actos de violencia y vandalismo en las calles, entre medio de los escombros y la presencia de numerosos efectivos militares de Estados Unidos que están llegando en estas horas a Puerto Príncipe, ¿esto puede darnos una idea que Haití necesita fuerzas extranjeras para mantener el orden en el país?". (Ejes 2 y 3)
En la misma línea de justificar el control militar de Puerto Príncipe, el enviado especial de El País, publica el martes por la tarde: "Las tropas de EE UU asumen el control de Haití para garantizar la ayuda humanitaria". (Eje 1)
Otro titular del mismo martes informaba: "EE UU exhibe fortaleza aérea pero la principal ayuda llegará por mar". (Eje 3)


¿Fortaleza aérea? ¿Contra quién combate Washington en Haití?


El pasado 16 de enero Hillary Clinton, acompañada por el Director de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), Rajiv Shah, llegó a Puerto Príncipe en un avión militar estadounidense para entrevistarse con el presidente Préval. Firmaron algún "acuerdo" y, poco después, la Fuerza Aérea de Estados Unidos comenzó a controlar el tráfico en el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, posteriormente, el Palacio de Gobierno, el Parlamento y otras instalaciones estratégicas de la capital Puerto Príncipe.


Se han desplegado, en esta operación "humanitaria", un total de 10.000 soldados estadounidenses, dos mil de la Unidad Anfibia de la Marina y de la 82 División Aerotransportada, un buque de asalto anfibio USS Bataan (LHD 5), barcos de desembarco USS Fort McHenry (LSD 43) y USS Carter Hall (LSD 50), el portaaviones USS Carl Vinson con buques de apoyo, el buque hospital USNS-Comfort, helicópteros de los Guardacostas y otros navíos militares.


Con todo este impresionante despliegue militar, el miércoles 20, lo que se intentó montar fue una maniobra de distracción para que los medios no siguieran hablando de la intervención militar estadounidense.


El agente de la CIA y secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, ofreció una conferencia de prensa desde la India para informar de que su país enviará buques adicionales para ayudar en la reconstrucción de Haití.
Es una típica operación de inteligencia orquestada por Gates, reclutado por la CIA a fines de la década del 60. El actual secretario de Defensa trabajó por esa época como analista de inteligencia a tiempo completo. En la década de los 80 fue subdirector de la Central de Inteligencia y a principios de los 90 director. Se trata de un especialista en este tipo de operaciones.


Con esta nueva operación, la noticia deja de ser el despliegue militar y se concentra en la ayuda humanitaria. El Pentágono -que lidera Gates- reforzó esta matriz al informar el mismo miércoles sobre la llegada a costas haitianas del hospital naval Comfort. Así se fortalece el trascendental (Eje 1) con resultados concretos.


CNN abrió su noticiero de la mañana, otra vez, en la línea exacta emanada desde el Pentágono con el presentador Carlos Montero : "Queremos comenzar esta media hora de Haití en una jornada donde se espera en las próximas horas la llegada del hospital naval Comfort, un hospital naval estadounidense para atender a los miles de damnificados".


Estos ejemplos fueron observados en un lapso de apenas 48 horas y son una evidencia más de la falta total de independencia informativa y rigurosidad periodística.


Sobre el papel de las tropas estadounidenses en Haití, el relato periodístico más logrado lo debe haber hecho alguien que no es periodista, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, quien el pasado lunes recorrió las calles de Puerto Príncipe: "… que no salva vidas, que no lleva alimentos, que no levanta los escombros, que no recoge cadáveres, sino que simplemente está ahí para hacer una presencia militar y nuestro temor es que esa presencia militar quiera convertirse en permanente".


(Fuentes: EFE, Periodismo.com,BBC-Mundo, Agencia ÚLSAR, RNE y Rebelión)

18.1.10

Chile:Presidenciales 2010

LA INTERNACIONAL PINOCHETISTA

Finalmente en Chile ganó la derecha, con su candidato el empresario Sebastián Piñera, según parece un convencido demócrata de toda la vida, a juzgar por los análisis habituales de la prensa habitual. Los elogios son hoy, una vez el caballo es ganador, descomunales. El dirigente de la izquierda peruana, Javier Díez Canseco publicó el artículo que sigue en el diario limeño La República el pasado 11 de enero. Su opinión es muy distinta.


Por Javier Diez Canseco

El próximo domingo Chile decidirá, en segunda vuelta, la Presidencia de la República entre Sebastián Piñera y Eduardo Frei. El tema, siendo chileno, moviliza fuerzas y recursos internacionales, implica hondo simbolismo y plantea serios asuntos políticos.Piñera es un multimillonario. Dueño de LAN –la reina de los aires del Perú– y grandes negocios, está entre los tres chilenos más ricos. Es un conocido pinochetista y simboliza la restauración del bloque en el poder que reprimió al pueblo chileno y saqueó sus recursos durante la dictadura. Concentró capital y propiedades como nunca, junto a las transnacionales, impuso las AFP y se sostuvo –durante largo periodo– en un régimen de terror de Estado encabezado por Pinochet. Este último no fue desalojado del poder. Impuso una transición en la que siguió de Comandante en Jefe de las FFAA, dejó una Constitución candado de su modelo neoliberal, impuso un sistema electoral binominal que marginó a la izquierda comprometida con el cambio, y designó una parte del Senado directamente, para garantizarse impunidad. Luego, se le abrieron procesos por delitos de lesa humanidad y por corrupción (torturas, asesinatos y compra de armas), pero murió de viejo y sin prisión, aunque algunos de sus lugartenientes fueran procesados y condenados.

Piñera es uno de sus herederos. Él compró cuando, bajo Fujimori, Pinochet llamó a los empresarios chilenos a “comprar el Perú, que está barato”, asegurándoles que las FFAA serían su principal seguro de inversión. De allí una de las razones del militarismo chileno aliado al gran capital y, hoy, del expreso apoyo del Gral. Juan Cheyre, ex Cdte. en Jefe del Ejército, a su candidatura.
Piñera promovió las AFP con Boloña (y lo asoció), tiene “LAN ¿Perú?” y varios negocios más. Es uno de los dueños del Perú, como de alguno de “nuestros” prestigiosos intelectuales: Mario Vargas Llosa (y J. Edwards, el chileno). MVLl
(*), retirado de la política tras su desastre del 90, encabeza la internacional pinochetista en Santiago, con el rechazo de migrantes peruanos. Defiende el fracasado neoliberalismo que concentró la riqueza en pocas manos, abrió enormes brechas sociales y entregó a manos extranjeras los principales recursos naturales y las rentas que generan. Lo apoyan los recursos de Aznar de España, de Uribe de Colombia, el lobby anticubano de Miami, la derecha argentina de Mauricio Macri, es decir, los que están contra la integración por el cambio en AL.
Piñera tuvo 44% de los votos en primera vuelta. Expresa la fuerza que mantiene el pinochetismo, pero también el agotamiento de los gobiernos de la Concertación (alianza de la DC, el PPD y el PS) que se dedicaron a “humanizar” o maquillar el neoliberalismo y lanzaron una candidatura desgastada y expresión de la ausencia de renovación: la de Eduardo Frei, ya ex presidente. Ello generó más descontento y obtuvo apenas 30% de votos. Surgió un outsider juvenil, Marco Enríquez-Ominami que llegó a un 20% con un mensaje de renovación, pero ambiguo. Y resurgió la izquierda, tras la candidatura de Jorge Arrate, ex PS, que con 6.2% de votos colocó tres diputados comunistas, por primera vez, desde el golpe pinochetista de los 70.

Arrate, colocando condiciones respecto a eliminar el sistema electoral restrictivo a la renovación y la pluralidad y demandándole recuperar soberanía sobre los recursos naturales, ha comprometido el voto por Frei. Enríquez-Ominami ha dicho que no votará por Piñera, pero no se ha plegado a Frei.
Piñera (hoy con 46% de intención de voto, frente a 41% de Frei) sería una restitución del pinochetismo manchado de sangre y corrupción, y acentuaría la prepotencia con el Perú y el expansionismo militarista vinculado al gran capital. ¡Qué pena ver a MVLl
(*) tan carente de identidad con el Perú, de brújula, y tan opuesto a la integración latinoamericana! ¡En un momento clave para esta A. Latina que cambia, los chilenos ¿votarán por Chile y AL o por Vargas Llosa y la internacional pinochetista?
(*)MVLl:Mario Vargas Llosa

16.1.10

Haití:Terremoto

FIDEL CASTRO ADVIERTE QUE EL SEÍSMO DE HAITÍ ES UNA 'PÁLIDA SOMBRA' DE LO QUE PUEDE TRAER EL CAMBIO CLIMÁTICO, RECUERDA LAS CAUSAS DE LA POBREZA DEL PAÍS Y PIDE QUE SE BUSQUEN 'SOLUCIONES REALES Y VERDADERAS' PARA EL PUEBLO HAITIANO


El expresidente cubano y líder de la
revolución publicó un artículo sobre la situación de Haití tras el terremoto del 12 de enero. Sostiene que se trata de una "pálida sombra" de lo que puede ocurrir con el cambio climático. Fidel Castro pide que se atienda a las condiciones históricas de Haití, más allá de la tragedia actual, ya que considera que en este momento
"tal vez muy pocos se detienen a pensar por qué Haití es un país tan pobre".
Destaca además, que el 80% de la población haitiana "habita casas endebles construidas con adobe y barro" y asegura que el país "es producto neto del colonialismo y el imperialismo".
El líder de la revolución cubana asegura que "Haití constituye una vergüenza de nuestra época, en un mundo donde prevalecen la explotación y el saqueo de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta".

El artículo publicado en el periódico digital Cubadebate sostiene que la catástrofe haitiana es "sólo una pálida sombra de lo que puede ocurrir en el planeta con el cambio climático, que fue realmente objeto de burla, escarnio y engaño en Copenhague".

Fidel Castro afirma entre sus reflexiones: "No puedo dejar de expresar la opinión de que es hora ya de buscar soluciones reales y verdaderas para ese hermano pueblo". Luego detalla que "a pesar de ser un país pobre y bloqueado", Cuba ya ha enviado unos mil médicos cubanos y haitianos formados en ese país, para asistir a las víctimas de la tragedia.

La Lección de Haití
Por Fidel Castro Ruz
Enero 14 de 2010


Desde hace dos días, casi a las 6 de la tarde, hora de Cuba, ya de noche en Haití por su ubicación geográfica, las emisoras de televisión comenzaron a divulgar noticias de que un violento terremoto, con magnitud de 7,3 en la escala Richter, había golpeado severamente a Puerto Príncipe. El fenómeno sísmico se había originado en una falla tectónica ubicada en el mar, a sólo 15 kilómetros de la capital haitiana, una ciudad donde el 80% de la población habita casas endebles construidas con adobe y barro.

Las noticias continuaron casi sin interrupción durante horas. No había imágenes, pero se afirmaba que muchos edificios públicos, hospitales, escuelas e instalaciones de construcción más sólida se reportaban colapsadas. He leído que un terremoto de magnitud 7,3 equivale a la energía liberada por una explosión igual a 400 mil toneladas de TNT.


Descripciones trágicas eran transmitidas. Los heridos en las calles reclamaban a gritos auxilios médicos, rodeados de ruinas con familias sepultadas. Nadie, sin embargo, había podido transmitir imagen alguna durante muchas horas.

La noticia nos tomó a todos por sorpresa. Muchos escuchábamos con frecuencia informaciones sobre huracanes y grandes inundaciones en Haití, pero ignorábamos que el vecino país corría riesgo de un gran terremoto. Salió a relucir esta vez que hace 200 años se había producido un gran sismo en esa ciudad, que seguramente tendría unos pocos miles de habitantes.

A las 12 de la noche no se mencionaba todavía una cifra aproximada de víctimas. Altos jefes de Naciones Unidas y varios Jefes de Gobierno hablaban de los conmovedores sucesos y anunciaban el envío de brigadas de socorro. Como hay desplegadas allí tropas de la MINUSTAH, fuerzas de Naciones Unidas de diversos países, algunos ministros de defensa hablaban de posibles bajas entre su personal.

Fue realmente en la mañana de ayer miércoles cuando comenzaron a llegar tristes noticias sobre enormes bajas humanas en la población, e incluso instituciones como Naciones Unidas mencionaban que algunas de sus edificaciones en ese país habían colapsado, una palabra que no dice nada de por sí o podía significar mucho.

Durante horas ininterrumpidas continuaron llegando noticias cada vez más traumáticas de la situación en ese hermano país. Se discutían cifras de víctimas mortales que fluctúan, según versiones, entre 30 mil y 100 mil. Las imágenes son desoladoras; es evidente que el desastroso acontecimiento ha recibido amplia divulgación mundial, y muchos gobiernos, sinceramente conmovidos, realizan esfuerzos por cooperar en la medida de sus recursos.

La tragedia conmueve de buena fe a gran número de personas, en especial las de carácter natural. Pero tal vez muy pocos se detienen a pensar por qué Haití es un país tan pobre. ¿Por qué su población depende casi en un 50 por ciento de las remesas familiares que se reciben del exterior? ¿Por qué no analizar también las realidades que conducen a la situación actual de Haití y sus enormes sufrimientos?
Lo más curioso de esta historia es que nadie pronuncia una palabra para recordar que Haití fue el primer país en que 400 mil africanos esclavizados y traficados por los europeos se sublevaron contra 30 mil dueños blancos de plantaciones de caña y café, llevando a cabo la primera gran revolución social en nuestro hemisferio. Páginas de insuperable gloria se escribieron allí. El más eminente general de Napoleón fue derrotado. Haití es producto neto del colonialismo y el imperialismo, de más de un siglo de empleo de sus recursos humanos en los trabajos más duros, de las intervenciones militares y la extracción de sus riquezas.

Este olvido histórico no sería tan grave como el hecho real de que Haití constituye una vergüenza de nuestra época, en un mundo donde prevalecen la explotación y el saqueo de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta.

Miles de millones de personas en América Latina, África y Asia sufren de carencias similares, aunque tal vez no todas en una proporción tan alta como Haití.

Situaciones como la de ese país no debieran existir en ningún lugar de la Tierra, donde abundan decenas de miles de ciudades y poblados en condiciones similares y a veces peores, en virtud de un orden económico y político internacional injusto impuesto al mundo. A la población mundial no la amenazan únicamente catástrofes naturales como la de Haití, que es sólo una pálida sombra de lo que puede ocurrir en el planeta con el cambio climático, que fue realmente objeto de burla, escarnio y engaño en Copenhague.

Es justo expresar a todos los países e instituciones que han perdido algunos ciudadanos o miembros con motivo de la catástrofe natural en Haití: no dudamos que realizarán en este instante el mayor esfuerzo por salvar vidas humanas y aliviar el dolor de ese sufrido pueblo. No podemos culparlos del fenómeno natural que ha tenido lugar allí, aunque estemos en desacuerdo con la política seguida con Haití.


No puedo dejar de expresar la opinión de que es hora ya de buscar soluciones reales y verdaderas para ese hermano pueblo.

En el campo de la salud y otras áreas, Cuba, a pesar de ser un país pobre y bloqueado, desde hace años viene cooperando con el pueblo haitiano. Alrededor de 400 médicos y especialistas de la salud prestan cooperación gratuita al pueblo haitiano. En 227 de las 337 comunas del país laboran todos los días nuestros médicos. Por otro lado, no menos de 400 jóvenes haitianos se han formado como médicos en nuestra Patria. Trabajarán ahora con el refuerzo que viajó ayer para salvar vidas en esta crítica situación. Pueden movilizarse, por lo tanto, sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a cooperar con cualquier otro Estado que desee salvar vidas haitianas y rehabilitar heridos.

Otro elevado número de jóvenes haitianos cursan esos estudios de medicina en Cuba. También cooperamos con el pueblo haitiano en otras esferas que están a nuestro alcance. No habrá, sin embargo, ninguna otra forma de cooperación digna de calificarse así, que la de luchar en el campo de las ideas y la acción política para poner fin a la tragedia sin límite que sufren un gran número de naciones como Haití.

La jefa de nuestra brigada médica informó: “la situación es difícil, pero hemos comenzado ya a salvar vidas”. Lo hizo a través de un escueto mensaje horas después de su llegada ayer a Puerto Príncipe con refuerzos médicos adicionales.

Tarde en la noche comunicó que los médicos cubanos y los haitianos graduados de la ELAM se estaban desplegando en el país. Habían atendido ya en Puerto Príncipe más de mil pacientes, poniendo a funcionar con urgencia un hospital que no había colapsado y utilizando casas de campaña donde era necesario. Se preparaban para instalar rápidamente otros centros de atención urgente.

¡Sentimos un sano orgullo por la cooperación que, en estos instantes trágicos, los médicos cubanos y los jóvenes médicos haitianos formados en Cuba están prestando a sus hermanos de Haití!

El terremoto afecta a un país que está siendo social y ecológicamente destruido desde hace décadas


Por Claude-Marie Vadrod(*)
Ya se ocuparán otros de anunciar las cifras de la nueva desgracia que acaba de abatirse sobre Haití. Yo sólo quiero recordar ahora hasta qué punto esta isla en la que he venido realizando numerosos reportajes periodísticos ha sido destruida social y ecológicamente en las últimas décadas con la complicidad de los EEUU y de la ONU.

Viajando a bordo de una de las avionetas que comunican Santo Domingo con Puerto Príncipe, la capital de Haití, es ocioso que el piloto anuncie la frontera: para comprender que se comienza a volar sobre paisaje haitiano, basta percatarse del momento en que los árboles desaparecen bruscamente. En cosa de minutos, Haití apenas ofrece otra cosa que una sucesión de montes pelados: esta parte de la isla que apenas tiene el tamaño de Bélgica y suma 8 millones de habitantes y que fue otrora conocida como “la perla de las Antillas” se ve desde aire como un mundo lunar surcado por cauces carente de agua cuando no llueve.

El penosos estado de la mitad de la antigua Española viene a añadirse al sinnúmero de desdichas, a los miles de muertos, a los millares de exilados generados por los Duvalier, dictador padre y dictador hijo. Les sucedió Jean-Bertrand Aristide, el cura secularizado que, antes de ser depuesto, llegó a acumular con su abogada y esposa cerca de 850 millones de dólares de fortuna personal, sin duda para “sus pobres” de la Ciudad del Sol, los que le llevaron al poder en los años 80. Haití sufre uno de los medioambientes más degradados de las Américas: uno de los pocos estados del planeta en los que la historia del país se confunde totalmente, y de continuo, con la degradación de la naturaleza y del medio ambiente, porque los sucesores de los chiflados y de los dictadores no lo han hecho mejor.

En la región de Bombardópolis, en el extremo este, los campesinos se han visto reducidos con los años a desenterrar las raíces de los árboles para convertirlas en carbón vegetal. Porque hace mucho ya que cortaron los árboles. Venden este carbón, éste y otro que producen a partir de troncos que van encontrando todavía, para ganarse unas cuantas gourdes, la moneda local sin apenas valor. El grueso de los haitianos, señaladamente en la región de Gonaïves y en el norte, cocina con este combustible la poca comida que le separa de la muerte por inanición. Dos tercios de los haitianos, sobre todo en el norte y en el este, no tienen otra cosa que ese carbón vegetal, vendido a sacos a pie de carretera. La cubierta forestal de Haití se reduce ya a menos del 1% de la superficie.


Los árboles fueron primero víctimas del cultivo de la caña de azúcar y del café; luego, de una exportación incontrolada que enriqueció a la clase dominante y a los norteamericanos. Lo poco que queda, sirve de “leña de fuego”, como se dice en África, o de base para el carbón vegetal. La pugnaz competición que enfrenta a campesinos pobres con campesinos –un millón— sin tierras se solapa con los enfrentamientos entre bandas armadas. Las fuerzas de las Naciones Unidas no han logrado poner más orden en esos problemas que una clase política que, reproduciéndose de forma idéntica lustro tras lustro, ha perdido todo vínculo con una población en situación de abandono: el 1% de la población acapara al menos el 60% de la riqueza de un país abocado a la autodestrucción.

Cada año, lluvias más y más devastadoras a causa de las alteraciones climáticas que multiplican la violencia de huracanes y ciclones se precipitan sobre una superficie incapaz ya de retener tierra cultivable. Las tierras transportadas ni siquiera se detienen ya en los llanos, y ganan la costa: cada año, entre 37 y 40 millones de toneladas de tierra van a dar en la mar, y sólo el 10% del agua de lluvia penetra en el suelo. El resto discurre rápidamente sobre unos suelos encallecidos en la imposibilidad de que la retenga cualquier vegetación. Múltiples consecuencias: la irremediable alteración de los microclimas de la isla, el agostamiento de mantos freáticos vitales, 400 ríos o desaparecidos o con caudales que fluyen apenas unas semanas al año. Como en el caso de la leña, unas hostilidades pseudopolíticas enfrentan entre sí a los campesinos y a los campesinos con los grandes propietarios por el control del agua subsistente: se forman bandas que matan por el control de un simple canal de irrigación. Esta sequía progresiva ha llegado a un nivel inquietante en la segunda mitad de los 90, trayendo consigo la desaparición de los abundantes peces de agua dulce que constituían el alimento básico de muchos habitantes. En la llanura de la Arbonita, hacia el norte, los propios risicultores ya no tienen agua bastante para sus cultivos de arroz.


Una paradoja para un país en el que llueve desde luego mucho durante la mayor parte del año. Y año tras año desaparecen risicultores, porque los EEUU exportan a Haití 250.000 toneladas de arroz norteamericano públicamente subvencionado, y por lo mismo, menos caro que el arroz local que se compra en los mercados.
Cada año, millares de personas pierden la vida a causa de las inundaciones que transforman la menor pendiente en un torrente furioso. Decenas de veces al año, un pequeño viento huracanado que dure media hora basta para que Puerto Príncipe, rodeado de colinas, se vea invadido desde las alturas de la capital por toneladas de detritus que se acumulan en las calles de la baja ciudad, en donde viven los más pobres. En la Ciudad del Sol, el suburbio costero más miserable, el bastión desde el que Aristide lanzó su carrera como sacerdote y luego como político, la densidad demográfica es de 10 personas por metro cuadrado: algunas familias llegan incluso a turnarse para dormir en las chabolas que uno de cada dos huracanes o destruye o inunda.

En este universo ecológicamente catastrófico que, desde 1940, ha perdido dos tercios de sus tierras cultivables la esperanza de vida ha retrocedido hasta los 52 años, lo que se explica, en parte, por una de las mortalidades infantiles –insalubridad mediante— más altas del mundo: 77 por mil. El Sida, desde luego, pero también todas las enfermedades contagiosas posible e imaginables, incluidas las que hace tiempo desaparecieron ya del resto del continente americano. El estado del agua refleja, a la vez, el estado del medio ambiente y el estado de un país, uno de cuyos escritores se preguntaba recientemente “si, a pesar de las apariencias, existe realmente”.

A todas estas desgracias hay que añadir la contaminación atmosférica generada por la circulación urbana de Puerto Príncipe y por las fábricas instaladas en el país, señaladamente alrededor de la capital. No hay la menor legislación reguladora de los residuos lanzados a la atmósfera por las instalaciones industriales. Y causa de eso, y también con ánimo de sacar provecho de una mano de obra más barata todavía que la asiática y de una legislación defiscalizada, muchas empresas norteamericanas e internacionales han instalado plantas de producción en Haití. Contaminan, salvo, claro está, en las zonas altas de la capital, en las que viven, por encima de la nube fétida, los propietarios de unos 4 X 4 con cristales opacos blindados que, bajo la protección de guardias privados, salen de una mansiones que más que villas parecen muchas veces verdaderos castillos. Castillos bien provistos de cámaras de vigilancia…

Dos proverbios haitianos, uno en francés y otro en creole, resumen la situación de un país del que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dejó dicho en 2003: “El mundo no tienen la menor idea del horror de la situación que se vive en Haití.” El primero: “Un negro rico es un creole, un creole pobre es un negro”; el segundo, en creole: “En Haití es el blanco quien decide”. “Blanco”, en Haití, quiere decir “extranjero”. Nada autoriza a pensar que, desde el punto de vista de la naturaleza y del medio ambiente, lo mismo que desde el punto de vista político, la situación pueda cambiar a corto plazo. Pues, como explicaba un diplomático francés durante una de las numerosas crisis: “Para salir del hoyo hay que empezar al menos a dejar de cavar”. El terremoto no es sino una desgracia más para este pueblo apasionante que se debate entre la desaparición y la muerte.

(*)Claude-Marie Vadrot es un periodista que ha trabajado muchos años para Canard Enchainé y Matin. Ha publicado una trentena de libros sobra la URSS y sobre Rusia. Ha sido profesor de geografía y ecología en la Universidad de París 8-Vincennes. Este artículo ha sido publicado en www.politis.fr y traducido al castellano por www.sinpermiso.info:


Haití: es necesario torcer la mala suerte
Por Marcos Roitman Rosenmann
La Jornada

Tras la dictadura de los Duvalier (1957-1986), Haití, el país mas empobrecido de América Latina, daba un giro de 180 grados a su historia reciente. La lucha por la democracia impedía perpetuarse en el poder a la saga familiar. El hijo pródigo de Papa Doc, François Duvalier, Jean Claude, apodado Baby Doc, veía frustrada su intención de ser presidente vitalicio. Dos años después de coronarse debía abandonar Haití rumbo a Francia en 1987.

Las luchas democráticas lograban un éxito sin precedentes. Los años de ocupación norteamericana (1915-1934) dejaron un triste legado. La Guardia de Haití, y un cuerpo de élite, los tonton macoutes. Era el tiempo de enfrentarse a ellos. El regreso de exiliados, trabajadores cualificados, profesionales e intelectuales, transformaba la cara de un país asolado por el hambre, el terror y la miseria. El miedo a los tonton macoutes se perdía lentamente. Afloraba la ilusión, había que torcer la suerte. Tras un intento de restauración totalitaria, que da la victoria a Leslie Manigat en 1988, las fuerzas democráticas conseguirán un triunfo histórico dos años mas tarde.


El 16 de diciembre de 1990, ganará las presidenciales el padre Jean Bertrand Aristide, sacerdote con un carisma sin parangón, militante de la Teología de la Liberación. Su triunfo era un proyecto de dignidad democrática. El pueblo haitiano nunca ha sido invitado a sentarse en la mesa, ha permanecido años debajo de ella, es necesario que se levante, se siente y participe. “Solos somos débiles, juntos somos fuertes, muy juntos somos una avalancha” sentenciaría.
Poco duraría su deseo. A menos de un año, sufrirá un golpe de Estado. La instauración de un gobierno civil de facto deja en el poder al hombre fuerte de los militares, el general Raoul Cedras. El retorno de Aristide deberá esperar. Los acuerdos firmados en julio de 1993, durante la administración Clinton, levantaron expectativas, pero fueron la sentencia de muerte de la experiencia democratizadora. Sus puntos quedaron en papel mojado. Poco se hizo para cumplirlos. Entre ellos destacaban: a) el nombramiento de un nuevo primer ministro; b) la amnistía política; c) la separación entre el ejército y la policía, y d) la llegada Haití de una misión civil de la ONU para cooperar en la profesionalización del ejército. Amén de la dimisión de Cedras y la entrega del poder al presidente Aristide el 30 de octubre de 1993.

Un proceso de militarización y recomposición de los tonton macoutes inaugura un periodo de represión. El asesinato de Antoine Izmery, empresario amigo de Aristide, y Guy Malary, ministro de Justicia del gobierno constitucional, el 11 de septiembre de 1993, dan al traste con las opciones de recomponer el proyecto democrático. Al unísono, emerge un informe médico apoyando la tesis de una enfermedad mental que aqueja al presidente Aristide. Las agencias de prensa, las televisoras y los medios de comunicación se harán eco del mismo. Será el pretexto para incumplir los tratados. El terror se impondría bajo una nueva organización paramilitar, el Front pour l’Avance et le Progres d’Haiti (FRAPH).

Desde ese año nunca dejarán de estar presentes los cascos azules. Bajo un pretendido control y como parte de una misión democratizadora, se mantienen hasta estos días. En 2004 se da otra vuelta de tuerca. Se aprueba el ingreso de más de 7 mil cascos azules y 2 mil policías. Se trataba de “estabilizar el país”. La soberanía está secuestrada. Baste señalar que el jefe de la policía, Mamadou Moutanga, es de nacionalidad guineana.
Hoy, el terremoto destapa los límites del capitalismo global, donde los únicos beneficiarios son las empresas trasnacionales y de maquila. Mismas que se llenarán los bolsillos en los proyectos de reconstrucción. Mientras tanto, las cifras son obscenas. El 20 por ciento más rico concentra casi 50 por ciento de las riquezas y el 10 por ciento más pobre sólo accede al 0,7 por ciento de las mismas. Asimismo, 40 por ciento del producto interno bruto proviene de las remesas de los inmigrantes y 47 por ciento de la población adulta es analfabeta.

El terremoto, es un duro golpe de la naturaleza que se une a las adversidades políticas de un pueblo que no ha dejado de luchar por la democracia. Sin embargo, hay que perseverar. Haití se merece un futuro mejor. Mas temprano que tarde esa avalancha democrática que fue Lavalas no será una utopía. Pero ahora toca arrimar el hombro y cooperar. Es obligatorio torcer la suerte de una nación que se merece un futuro mejor y que su pueblo lo busca con ahínco.

(Fuentes: Agencia Púlsar, Cubadebate, SinPermiso y La Jornada-México)

7.1.10

EE.UU-Latinoamérica:Intervencionismo

AGENTES DE LA CIA MUERTOS EN AFGANISTAN TRABAJABAN PARA LA EMPRESA-TAPADERA DAI Y LA AGENCIA USAID, MUY ACTIVAS EN AMÉRICA LATINA



Los medios se han hecho eco en los últimos días del atentado contra la CIA en Afganistán, en el que murieron al menos ocho estadounidenses, en una base de operaciones de la Agencia Central de Inteligencia ,el pasado 30 de diciembre. El ataque suicida fue perpetrado por un agente doble de la CIA y de Al Qaeda, que penetró en la base de operaciones de avanzada Chapman, ubicada en la provincia oriental Khost. En Washington se reconoce, de forma oficial, que los muertos eran todos empleados civiles y contratistas de la CIA.

Pero en otra noticia menos difundida, 15 días, antes cinco estadounidenses de la empresa contratista Development Alternatives, Inc. (DAI), fueron también asesinados en Afganistán cuando explotó una bomba en una oficina de la Agencia del Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) en Gardez. El mismo día, otra bomba explotó en las afueras de la oficina de DAI en Kabul, aunqueNegrita no causó ningún herido.

Este incidente que recibió poca atención, ocurrió días después de la detención de un empleado de DAI en Cuba, acusado de subversión. El presidente y jefe ejecutivo de la DAI, Jim Boomgard, emitió una declaración el 14 de diciembre, confirmando que el detenido pertenecía a la compañía y que "estaba implementando un subcontrato para ayudar a organizaciones de la sociedad civil cubana.” La declaración también destacaba el “nuevo programa” que DAI trataba de implementar en Cuba para el gobierno de Estados Unidos: el “Programa de Democracia en Cuba y Planificación de Contigencias”.


DAI recibió 40 millones de dólares en 2008, para ayudar el gobierno de Estados Unidos a “apoyar actividades pacíficas de un amplio grupo de organizaciones no violentas a través de becas y subcontratos” en Cuba.

El 15 de diciembre, DAI publicó una nota de prensa “lamentando la muerte” de sus empleados en Afganistán. “DAI está profundamente triste con la muerte de cinco empleados asociados con nuestros proyectos en Afganistán…El 15 de diciembre, cinco empleados del subcontratista de seguridad de DAI fueron asesinados por una explosión en la oficina en Gardez del programa Gobernabilidad Local y Desarrollo Comunitario (LGCD por sus siglas en inglés), un proyecto de la USAID implementado por DAI.”
DAI también maneja un proyecto en Khost, donde ocurrió el incidente del 30 de diciembre, aunque aún no ha sido confirmado que los ocho estadounidenses de la CIA que murieron en ese ataque también trabajaran pNegritaara esa empresa contratista.

Desde la base en Khost, la CIA manejaba los aviones no tripulados, también conocidos como “drones”, utilizados en varios de los bNegritaombardeos selectivos contra supuestos miembros de Al Qaeda en Afganistán y Pakistán.

Un alto funcionario de la USAID confirmó hace dos semanas que la CIA utiliza el nombre de la USAID para otorgar fondos y contratos a terceras partes que promueven sus operaciones. Según el funcionario, un veterano de la agencia que ocupa el cargo de gerente regional, la CIA está otorgando contratos bajo el nombre de la USAID sin que ésta este involucrada.

Operaciones en Venezuela y Bolivia


Desde junio 2002, la USAID mantiene una Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (OTI) en Venezuela, a través de la cual ha canalizada millones de dólares a la oposición contra el Presidente Hugo Chávez.

La misma empresa activa en Afganistán y conectada con la CIA, Development Alternatives, Inc. (DAI) fue contratado por la USAID en Venezuela para manejar el presupuesto multimillonario con el objetivo de “apoyar a la sociedad civil y la transición a la democracia”.

Más de dos mil páginas parcialmente desclasificadas de la USAID sobre sus actividades en Venezuela evidencian la relación entre DAI y sectores de la oposición, con programas que buscan “fortalecer” sus partidos políticos, diseñar sus campañas políticas y ayudarles consolidar un movimiento contra el gobierno venezolano.

En Bolivia, la USAID fue expulsada este año por los habitantes de dos municipios, Chapare y El Alto, bajo la acusación de intervencionismo. En septiembre, el presidente Evo Morales anunció la terminación del convenio oficial con la USAID debido al desvío de fondos multimillonarios hacia grupos separatistas que buscaban la desestabilización del país.

En el 2005, la USAID también fue expuNegritalsada de Eritrea y acusada de ser una agencia “neocolonista”. Etiopía, Rusia y Bielorrusia, han ordenado la salida de la USAID y sus contratistas durante los últimos cinco años.

Development Alternatives, Inc.(DAI) es uno de los contratistas de la USAID y la CIA más grandes del mundo. Actualmente tiene un contrato de 50 millones de dólares en Afganistán. En América Latina, opera en Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana y Venezuela.

Este año, el presupuesto de la DAI en Venezuela se acerca a los 15 millones de dólares y su programa esta orientado hacia el fortalecimiento de los candidatos y campañas de oposición para las elecciones legislativas en 2010. El Presidente Chávez también denunció hace dos semanas la detección de un avión no tripulado en territorio venezolano, confirmando que era “tecnología estadounidense”.
(De un artículo de Eva Golinger)

Venezuela denunció la violación de su soberanía


El gobierno de Venezuela aseguró que tiene pruebas que respaldan la denuncia de una violación de su territorio por fuerzas militares estadounidenses que operan en la isla de Curazao, y que fue desmentida por fuentes del Comando Sur.

El vicepresidente, Ramón Carrizález, declaró que "el 17 de mayo de 2009 un avión de guerra estadounidense despegó de Curazao, violó nuestro espacio aéreo y una zona de exclusión de vuelo como lo es la Base Aérea de La Orchila". "Tenemos los registros de las conversaciones de la torre de control con el avión donde se le preguntó si tenían autorización para sobrevolar la zona y pidiéndole los motivos de incursión", continuó. Agregó que "tenemos también las trazas de vuelo y las ponemos a la disposición para demostrar que sí se utiliza Curazao para violar la soberanía nacional".

El gobierno de Venezuela sostiene que Estados Unidos avanza en un plan para generar las condiciones para una agresión militar. Fuentes del Comando Sur dijeron que las operaciones en Curazao están orientadas únicamente a la lucha contra el narcotráfico. En ese contexto, el presidente, Hugo Chávez, declaró a fines de 2009 que un avión sin piloto procedente de Colombia violó el espacio aéreo venezolano, pero el ministro colombiano de Defensa, Gabriel Silva, se burló de la afirmación, cuando dijo que quizá los soldados confundieron "un avión espía con el trineo de Papá Noel".

Carrizález hizo esta semana la declaraciónen la que aseguró que Estados Unidos y Colombia se proponen agredir a NegritaVenezuela mediante "falsos positivos", como llaman en Colombia a los montajes por los cuales los militares eliminan a civiles y los hacen pasar por guerrilleros. Según las autoridades de Caracas, la afirmación colombiana sobre que en Venezuela guerrilleros de las FARC tienen tolerancia y protección para sus acciones es una preparación de condiciones para justificar una "agresión".

Las pruebas de Caracas

La cadena TeleSUR de Venezuela, divulgó una grabación del diálogo mantenido entre la torre de control del venezolano aeropuerto de Maiquetía y un piloto estadounidense que incursionó en el espacio aéreo venezolano. El registro del audio difundido por Internet da cuenta de una conversación en la que el piloto reconoce pertenecer a la Armada estadounidense.
Al ser interpelado acerca de los motivos para sobrevolar territorio venezolano, el piloto evita responder y sostiene que ignoraba la violación del Negritaespacio aéreo del país suramericano.

Según el Vicepresidnte Ramón Carrizález, la aeronave partió la isla de Curazao, donde desde el año 1999 existe una Base de Operaciones de Avanzada del Comando Sur de Estados Unidos. La isla que se encuentra a unos 50 Km de la costa occidental de Venezuela, es parte del Territorio Insular de las Antillas Neerlandesas y forma parte de los Países y Territorios de Ultramar de la Unión Europea.

Allí se asientan las principales instalaciones navales de la Marina Real de los Países Bajos en el Caribe.


(Fuentes: LibreRed, ANSA-Latina y Agencia Púlsar )

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