El estudio "El trabajo infantil y los problemas de la inserción en el trabajo de la juventud en América Central, Panamá y República Dominicana: restricciones al desarrollo de trayectorias laborales positivas", de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que el trabajo infantil, en sus peores formas, continúa siendo un gran desafío en Latinoamérica a pesar de la significativa reducción observada en los últimos años y del importante desarrollo institucional de los países en relación con este tema.
El informe, presentado en la X Conferencia Iberoamericana de Ministras, Ministros y Altos Responsables de la Infancia y de la Adolescencia, realizada en junio, en El Salvador, concluyó que la prevención y la erradicación del trabajo infantil es fundamental para que las primeras inserciones en el mercado de trabajo tengan lugar en edades más adecuadas y con un nivel de escolaridad más alto.
De acuerdo con los datos del estudio, América Latina y el Caribe tienen cerca de 5,7 millones de niños entre 5 y 14 años trabajando. América Central, Panamá y República Dominicana registran 1,25 millones de ese total.
El estudio hace una diferenciación entre el trabajo infantil por abolir y el que puede aceptarse, aunque controlado.
El trabajo infantil por abolir se concreta en las siguientes formas: trabajo antes de la edad mínima de admisión, definida por la legislación nacional en concordancia con los patrones internacionales; trabajo que pone al niño en peligro, de su salud, seguridad y moral, conocido como trabajo peligroso; las peores formas de trabajo infantil incuestionables como la esclavitud, la servidumbre por deudas, reclutamiento forzado para usar a los niños en conflictos armados, prostituición, y en otras actividades ilícitas.
El trabajo no por abolir es aquél que tiene la forma de trabajo rápido, como afirma el artículo 7 del Convenio 138 de la OIT. La edad de ingreso puede estar entre 12 y 14 años. Se trata de un tipo de trabajo que en principio no perjudica la salud y el desarrollo ni la asistencia a la escuela o a programas de formación profesional. En este tipo de trabajo infantil, el Convenio 33 de la OIT establece un máximo de 14 horas por semana.
Centroamérica, los peores índices
Guatemala es el país que presenta el mayor índice de trabajo infantil y adolescente, y a él se dedican uno de cada cinco niños. Del 2000 al 2006, esa tasa diminuyó casi un 2%, lo mismo que en El Salvador. Por su parte, en Nicaragua, esa reducción fue de sólo el 1%. Con esto, el estudio concluyó que está ocurriendo una disminución lenta pero sustentable.
En El Salvador, la tasa de trabajo infantil por abolir se redujo 1,4 puntos porcentuales en un período de cinco años. Hay diferencias por sexo: se redujo el porcentaje de niños varones en casi dos puntos mientras que las niñas sólo el 0,6. Un dato que llama la atenciónesel aumento del trabajo infantil por abolir en Guatemala para el grupo de edades entre 15 y 17 años, lo que demuestra que los esfuerzos para erradicar el trabajo infantil deben estar cada vez más asociados a políticas de promoción de trabajo docente para la juventud.
La lucha contra la explotación infantil, principalmente en las calles, será uno de los grandes desafíos del Presidente Fernando Lugo, quien incia su mandato el 15 de Agosto.
La futura ministra de Niñez y Adolescencia Liz Torres anunció ya que combatir la explotación infantil en todas sus formas será uno de los ejes de su política y para ello se reformará la legislación vigente.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Paraguay el trabajo infantil afecta a un millón de menores , lo que sitúa el abandono escolar a uno de cada siete personas en edades comprendidas entre 5 y 17 años.
Paraguay es común ver en las ciudades a niños vendiendo golosinas y estampas religiosas por los autobuses y las calles de la capital o ejerciendo la mendicidad.
Pero también es habitual que las niñas trabajen como "criaditas". Generalmente son niñas de zonas rurales que van a realizar labores domésticas a casas de familia de clase media-alta supuestamente para ir a la escuela, algo que no siempre es así.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Paraguay el trabajo infantil afecta a un millón de menores , lo que sitúa el abandono escolar a uno de cada siete personas en edades comprendidas entre 5 y 17 años.
Paraguay es común ver en las ciudades a niños vendiendo golosinas y estampas religiosas por los autobuses y las calles de la capital o ejerciendo la mendicidad.
Pero también es habitual que las niñas trabajen como "criaditas". Generalmente son niñas de zonas rurales que van a realizar labores domésticas a casas de familia de clase media-alta supuestamente para ir a la escuela, algo que no siempre es así.
Estas niñas con edades entre 6 y 12 años viven en situación de extrema vulnerabilidad y a menudo son objeto de toda clase de abusos.
"En todo Latinoamérica hay niños que trabajan y es que estamos hablando de un problema estructural", dice el historiador y analista paraguayo, Ricardo Medina.
"En Paraguay las familias de sectores humildes no pueden sustentarse si los niños no trabajan, por otro lado, hay que tener en cuenta de que no hay fábricas que empleen mano de obra infantil, como sucede en India".
"En Paraguay las familias de sectores humildes no pueden sustentarse si los niños no trabajan, por otro lado, hay que tener en cuenta de que no hay fábricas que empleen mano de obra infantil, como sucede en India".
Según la OIT el trabajo infantil que ha experimentado un crecimiento notable desde 1982, debido al estancamiento de la economía paraguaya. Sin embargo, según Medina "en los últimos años hay más control. El gobierno retiró a los niños lustrabotas de las calles y se los llevaron a centros de integración escolar y cada vez es más raro ver a niños muy pequeños trabajando".
La Triple Frontera, un punto crítico
Pero más allá del trabajo, lo que preocupa a la nueva ministra es la explotación sexual de menores y de niños "latentemente alto" en la frontera con Brasil. Estos niños son utilizados a menudo para traficar con drogas en la Triple Frontera, zona limítrofe conformada por Ciudad del Este en Paraguay, Foz do Iguazú de Brasil y Puerto Iguazú en Argentina.
"Sabemos que del lado paraguayo no hay un control efectivo", dice Torres, "a pesar de que existen convenios firmados con Brasil y Argentina".
El nuevo gobierno que entrará en funciones con el Presidente Fernando Lugo ya ha anunciado que en los primeros 100 días promoverá un censo nacional para determinar la cantidad de niños en situación de explotación. Y que para luchar contra esa lacra, pondra en marcha una serie de proyectos que a los destinará un presupuesto de 1,2 millones de dólares. .
(Fuentes: Adital y BBC-Mundo)
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