Entre aplausos de presidentes de 23 países, el Grupo de Río incorporó a Cuba, 50 años después de que la isla fuera excluida del concierto regional por el gobierno norteamericano. La Cumbre también pidió el levantamiento del bloqueo.
“A Cuba se le maltrató. Llegó la hora 50 años después”, dijo Hugo Chávez, al recordar cuando los hermanos Castro y Ernesto Che Guevara luchaban en la Sierra Maestra para liberar Cuba.
Creado en 1986, como una extensión del Grupo Contadora, el Grupo de Río incorporó a Cuba en un ambiente de “unanimidad”, de hecho, quien condujo la ceremonia e hizo el anuncio fue el presidente Felipe Calderón en su calidad del titular de la Secretaría Pro Tempore del Grupo de Río.
Creado en 1986, como una extensión del Grupo Contadora, el Grupo de Río incorporó a Cuba en un ambiente de “unanimidad”, de hecho, quien condujo la ceremonia e hizo el anuncio fue el presidente Felipe Calderón en su calidad del titular de la Secretaría Pro Tempore del Grupo de Río.
El anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva, planteó que el bloqueo ya no tiene razón de ser, sobre todo con la elección de Barack Obama, “un negro” en la presidencia del país más poderoso del mundo.
Cuando el presidente mexicano dioa la bienvenida al grupo a un “pueblo hermano”, se escuchó un largo aplauso de los 33 gobernantes que participaban en la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe. Castro Ruz juntó las manos en señal de agradecimiento.
Un triunfo después de 50 años de acoso
“¡Cuanto lamento que no sea Fidel el que esté sentado aquí!”, le decía Raúl Castro Ruz al canciller Felipe Pérez Roque. El presidente de Cuba se mostró satisfecho de esta reunión en la que varios gobernantes latinoamericanos reivindicaron a la isla.
Castro resaltó que el pueblo cubano resistió. "No sé qué pensarán ustedes, pero para nosotros es un momento trascendental de nuestra historia", relató. “Como una rápida película por mi mente desfilaron cientos de escenas diferentes, miles de rostros de compañeros caídos en esta lucha; porque la lucha del pueblo cubano no sólo es lo que es”.
Prometió incorporarse al Grupo de Río con el compromiso de ser fiel a los principios de la política exterior de la Revolución Cubana “en lo que nos ha educado el compañero Fidel, maestro de la solidaridad y artífice de los valores que la han caracterizado”.
A unque aclaró que esa ética en nada se refiere a la Organización de Estados Americanos, donde participa Estados Unidos, aunque saludó a su secretario, José Miguel Insulza. “Evo incluso, decía que Cuba debe ser, ser miembro de una OEA sin americanos, nosotros no pudimos, por las razones que les estuve explicando”.
A unque aclaró que esa ética en nada se refiere a la Organización de Estados Americanos, donde participa Estados Unidos, aunque saludó a su secretario, José Miguel Insulza. “Evo incluso, decía que Cuba debe ser, ser miembro de una OEA sin americanos, nosotros no pudimos, por las razones que les estuve explicando”.
Varios presidentes, como el uruguayo Tabaré Vázquez, tomaron la palabra para hacer un reconocimiento a los cubanos.
Lula celebró este “huracán ideológico” que empieza a propiciar cambios políticos profundos en la región y expresó sus esperanzas respecto de la llegada de Obama al poder en Estados Unidos, donde apenas hace 40 años fue asesinado Martin Luther King. Para el brasileño este hecho y los cambios en la región lo hacen creer cada vez más que “Dios existe”.
“Hubo un tiempo en que Chávez estaba solito. Quién se hubiera imaginado hace diez años a Evo; o que un obispo de la teología de la liberación sería presidente de Paraguay, quién se huboiera imaginado Bachelet”.
Este, añadió Lula, es un grupo dorado, y lamentó que Fidel Castro no estuviera con ellos. “Quien conoce a Fidel, sabe que él está acompañándonos y que ustedes dos hablan y dicen y traducen la emoción que Fidel querría transmitirnos”.
Lula celebró este “huracán ideológico” que empieza a propiciar cambios políticos profundos en la región y expresó sus esperanzas respecto de la llegada de Obama al poder en Estados Unidos, donde apenas hace 40 años fue asesinado Martin Luther King. Para el brasileño este hecho y los cambios en la región lo hacen creer cada vez más que “Dios existe”.
“Hubo un tiempo en que Chávez estaba solito. Quién se hubiera imaginado hace diez años a Evo; o que un obispo de la teología de la liberación sería presidente de Paraguay, quién se huboiera imaginado Bachelet”.
Este, añadió Lula, es un grupo dorado, y lamentó que Fidel Castro no estuviera con ellos. “Quien conoce a Fidel, sabe que él está acompañándonos y que ustedes dos hablan y dicen y traducen la emoción que Fidel querría transmitirnos”.
"Por unanimidad": Los vientos cambian
“Es histórico.” No importaba quién hablara, la frase iniciaba o cerraba todas las interpretaciones sobre la incorporación de Cuba . “Es un acto de justicia”, completó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sumándose a las palabras de su par de Venezuela, Hugo Chávez. De inmediato, anunció su visita oficial a la isla entre el 12 y el 14 de enero. “Vamos a profundizar la relación en el marco del afecto y el cariño proverbial entre ambos pueblos”, abundó. El ex presidente Néstor Kirchner había estado varias veces a punto de ir a La Habana pero el conflicto en torno de la negativa de Cuba a autorizar la salida del país de la médica Hilda Molina hizo naufragar el encuentro. Cristina Fernández será la segunda mandataria democrática argentina en ir a Cuba: Raúl Alfonsín fue el primero. La solidaridad con Raúl Castro signó cada intervención .
“Esta unanimidad ejemplar es para nosotros un momento trascendental en nuestra historia”, dijo Raúl Castro antes de recordar a Fidel y comentar que “seguro nos está mirando por televisión”. Raúl había recordado cómo juntos lucharon en Sierra Maestra para liberar a Cuba hace ya cincuenta años.
Como siempre, fue el venezolano Chávez quien elevó el tono épico y la emotividad del momento.“Manifiesto la complacencia infinita de Venezuela por este acto de justicia. Ya era hora. Hace cincuenta años exactos por estos días que andaban Fidel, el Che y Raúl por la Sierra Maestra liberando Cuba. Ya Simón Bolívar hablaba de la liberación política y de la unidad para alcanzar la independencia plena. Por primera vez ahora nos hemos unido.”
Un cambio de tendencia en la diplomacia latinoamericana
La incorporación al Grupo de Río no fue el único éxito que cosechó Castro, ya que poco antes la Cumbre de América Latina, en la que participaron representantes de alto nivel de 33 países, pidieron el levantamiento del bloqueo norteamericano a la isla, la principal reivindicación de la diplomacia cubana. El Grupo de Río es un organismo de consulta política regional del que participará Cuba a partir de este momento.
Esta incorporación y la participación de su presidente Raúl Castro en las cumbres regionales previas significan un cambio en las reglas de juego de la diplomacia latinoamericana, que había excluido a la isla a principios de la década de los 60, cuando fue expulsada de la OEA.
Al inaugurar la cumbre del Mercosur , donde Castro fue recibido como invitado, el presidente Lula –que fue el principal impulsor de la reincorporación de Cuba a las relaciones regionales– destacó “la importancia que tiene su presencia para todos nosotros; ésta es la primera de las muchas reuniones en las que vamos a contar con usted”, insistió. Lula subrayó en su discurso en que ésta es la primera ocasión en la que todos los países al sur del río Bravo van a reunirse “sin exclusiones y sin presencias ajenas a la región”.
Estas características de la reunión también fueron destacadas por el presidente venezolano Hugo Chávez. “Lo que dará relevancia histórica a esta cumbre será la participación de Cuba, qué bueno que Cuba esté aquí”, afirmó Chávez, quien, cuando el presidente pro tempore del Grupo de Río, el mandatario mexicano Felipe Calderón, anunció la incorporación de la isla, prorrumpió en gritos de “¡Viva Cuba!, ¡Viva Fidel!”.
El exitoso debut de Raúl
Esta maratón de cuatro cumbres de alto nivel regional constituye el debut del presidente cubano que ya lleva dos años y medio en el gobierno de su país. Pero prácticamente desde hace ocho años, desde la enfermedad de Fidel Castro, que Cuba no participaba en este tipo de actividades, salvo en el ALBA, impulsado por Venezuela y en el que participan en un plano de acuerdos ideológicos más estrechos Bolivia, Ecuador y Honduras.
Los periodistas le preguntaron a Raúl Castro si Lula se había ofrecido como mediador con Obama. “Hay muchas proposiciones en ese sentido –respondió–. Si Obama quiere dialogar, hablaremos. Si no, no. Eso es todo.”
Castro mantuvo reuniones bilaterales con el presidente conservador de México, Felipe Calderón, quien heredó de su antecesor Vicente Fox una áspera disputa con el gobierno cubano y un proceso de alejamiento en sus relaciones con el resto de América latina. Al salir de la reunión, Raúl Castro declaró que “no queda ninguna aspereza con México” y el mismo Calderón, que poco después era el encargado de anunciar el ingreso de Cuba al Grupo de Río, expresó su alegría por esta incorporación y su “seguridad” de que los aportes cubanos “fortalecerán” al Grupo.
“En nombre de una Cuba que ha sufrido 50 años de bloqueo –agradeció Castro en la Cumbre– agradezco a los países de Latinoamérica y el Caribe por su firme apoyo a la declaración contra la ilegal e injusta política que viola los derechos humanos de nuestro pueblo...” “A pesar del vengativo bloqueo –agregó–, Cuba está dispuesta a compartir modestas experiencias para colaborar con la región, ya que la colaboración, junto con la solidaridad y el internacionalismo, constituyen las bases de nuestras relaciones con el mundo.” El presidente cubano expresó también la necesidad de superar “un modelo de integración basado en la globocolonización para alcanzar un modelo basado en la solidaridad”.
“En nombre de una Cuba que ha sufrido 50 años de bloqueo –agradeció Castro en la Cumbre– agradezco a los países de Latinoamérica y el Caribe por su firme apoyo a la declaración contra la ilegal e injusta política que viola los derechos humanos de nuestro pueblo...” “A pesar del vengativo bloqueo –agregó–, Cuba está dispuesta a compartir modestas experiencias para colaborar con la región, ya que la colaboración, junto con la solidaridad y el internacionalismo, constituyen las bases de nuestras relaciones con el mundo.” El presidente cubano expresó también la necesidad de superar “un modelo de integración basado en la globocolonización para alcanzar un modelo basado en la solidaridad”.
Discurso del Presidente de Cuba, Raúl Castro:
"Ayer fuimos colonia; podemos ser mañana una gran comunidad de pueblos estrechamente unidos."
Estimado compañero Luiz Inácio Lula, Presidente de la República Federativa de Brasil;
Distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno;
Distinguidos Invitados:
Permítanme, en primer lugar, transmitir un mensaje de amistad de mis compatriotas al fraterno pueblo brasileño.
Al saludar a los líderes de nuestra región, les ratifico el agradecimiento de todos los cubanos por la ayuda y solidaridad recibidas, ante los cuantiosos daños causados por los tres huracanes que recientemente azotaron a nuestro país.
Estimados amigos:
El camino recorrido hasta aquí ha sido largo y difícil. Reunir por primera vez a los mandatarios de América Latina y el Caribe en un foro de nobles y justas pretensiones, sin exclusiones, ni la presencia de países extrarregionales, tiene incuestionable trascendencia.
Apreciamos que las condiciones son propicias para que esta magna cita sea el inicio de un proceso de extraordinaria significación estratégica para los destinos de nuestra región, en un mundo con escasas posibilidades para el accionar aislado, ajeno a los desafíos comunes que nos impone, de modo decisivo, la globalización. No me refiero al modelo neoliberal de ésta, que se propone realmente una globocolonización, sino a la construcción de la imprescindible globalización de la solidaridad.
El reto principal resulta pasar paulatinamente de las palabras a los hechos. Las acciones integradoras que se adopten en esta Cumbre, además de su sentido práctico, deben estar guiadas por la cooperación entre nuestros pueblos.
Resulta esencial que esta Cumbre tenga seguimiento, que esta promisoria iniciativa no se reduzca a la oportunidad de vernos e intercambiar en esta
ocasión.
Permítanme, en primer lugar, transmitir un mensaje de amistad de mis compatriotas al fraterno pueblo brasileño.
Al saludar a los líderes de nuestra región, les ratifico el agradecimiento de todos los cubanos por la ayuda y solidaridad recibidas, ante los cuantiosos daños causados por los tres huracanes que recientemente azotaron a nuestro país.
Estimados amigos:
El camino recorrido hasta aquí ha sido largo y difícil. Reunir por primera vez a los mandatarios de América Latina y el Caribe en un foro de nobles y justas pretensiones, sin exclusiones, ni la presencia de países extrarregionales, tiene incuestionable trascendencia.
Apreciamos que las condiciones son propicias para que esta magna cita sea el inicio de un proceso de extraordinaria significación estratégica para los destinos de nuestra región, en un mundo con escasas posibilidades para el accionar aislado, ajeno a los desafíos comunes que nos impone, de modo decisivo, la globalización. No me refiero al modelo neoliberal de ésta, que se propone realmente una globocolonización, sino a la construcción de la imprescindible globalización de la solidaridad.
El reto principal resulta pasar paulatinamente de las palabras a los hechos. Las acciones integradoras que se adopten en esta Cumbre, además de su sentido práctico, deben estar guiadas por la cooperación entre nuestros pueblos.
Resulta esencial que esta Cumbre tenga seguimiento, que esta promisoria iniciativa no se reduzca a la oportunidad de vernos e intercambiar en esta
ocasión.
Antes de declararse la crisis económica global en curso, nuestros pueblos ya habían acumulado la experiencia histórica de la explotación y el subdesarrollo expresados, sucintamente, en la desigualdad del ingreso, injusticia social, hambre, analfabetismo, precariedad en la atención de salud, expoliación de los recursos naturales y las consecuencias de una insuficiente infraestructura económica y social.
No menos impactantes han resultado el robo de cerebros y la abusiva carga del servicio de la deuda externa, a lo que se añade el cuadro nefasto que comporta la criminalidad, el narcotráfico y el deterioro ambiental, agravados por las fracasadas recetas neoliberales aplicadas como un dogma incontestable.
No se trata ahora de credos o ideologías, sino del reconocimiento consciente del agotamiento de un modelo económico que sólo el Estado, con la participación del conjunto de la sociedad, puede rectificar, en última instancia, mediante una actuación sistemática, coordinada y comprometida con los intereses más prominentes de la nación.
Nuestra región experimenta un formidable renacer del espíritu de sus pueblos, con el surgimiento de una pujante fuerza ciudadana dispuesta a asumir los destinos de sus respectivos países, para hacer valer la prioridad que merecen los programas sociales, defender las riquezas nacionales y luchar por la justicia.
Han florecido en los años recientes los pronunciamientos políticos y las iniciativas que proponen nuevas fórmulas de integración.
El momento es claramente propicio para proponernos un paradigma regional, que rebase las diferencias, privilegie nuestra comunión de intereses y necesidades, promueva la acción solidaria y amplíe la cooperación.
Nuestras diferencias no deben privarnos de una integración que haga realidad los justos anhelos de la gran mayoría de los 550 millones de personas que convivimos desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Nuestras naciones atraviesan por dificultades, pero también cuentan con inmensos recursos naturales, adelantos tecnológicos y productivos de escala mundial, y un potencial científico pobremente aprovechado y escasamente compartido a nivel de la región.
Cuba ha fortalecido sus relaciones con varias naciones de América Latina y el Caribe, muestra de ello fue la realización exitosa de la III Cumbre Cuba-CARICOM desarrollada recientemente, donde ratificamos nuestra voluntad de trabajar hacia una mayor integración y compartir la defensa de los intereses comunes.
Debemos acordar acciones concretas y adoptar decisiones prácticas y válidas para nuestros pueblos. Consideramos que entre las prioridades no debe faltar la búsqueda de una respuesta regional para encarar la actual situación
económica mundial.
La complejidad de esta situación requiere de la participación de todos para su solución. En este sentido, celebramos los esfuerzos que han conducido a la creación de diferentes grupos para buscar alternativas a una crisis cuyo alcance y profundidad no es posible prever. Compartimos el criterio del presidente de la República Dominicana, compañero Leonel Fernández, de aspirar a un G-192 que comprenda a todos los países que forman parte de la familia de Naciones Unidas.
Nuestra región debe exigir el rediseño del sistema financiero internacional y la reestructuración de las relaciones económicas entre los países. Para lograrlo no basta con que lo reclamemos en los foros internacionales, aunque no debemos dejar de hacerlo. Estamos en capacidad de ir construyendo nuestras propias normas y prácticas en la región, de aunar voluntades y recursos e instrumentar relaciones de nuevo tipo.
Asistimos a esta Cumbre con la disposición de cooperar y trabajar por un futuro con espacios para todos. Cuba, a pesar del vengativo y prolongado bloqueo que nos impone el gobierno de Estados Unidos, está dispuesta a compartir sus modestas experiencias en temas de colaboración, que junto a la solidaridad y el internacionalismo constituyen los pilares de nuestras relaciones con el mundo.
En nombre de Cuba, que ha tenido que sufrir casi 50 años de bloqueo económico, comercial y financiero, agradezco a los países de América Latina y el Caribe por su firme apoyo a la Declaración Especial de esta Cumbre que reclama el cese de esta ilegal e injusta política, violatoria de los derechos humanos de nuestro pueblo.
En la ciudad de Salvador de Bahía, capital de este estado, hace 15 años el compañero Fidel Castro se refirió con vehemencia a la necesaria integración de nuestras naciones. Permítanme terminar mi intervención recordando sus palabras, cuando expresó:
Ayer fuimos colonia; podemos ser mañana una gran comunidad de pueblos estrechamente unidos. La naturaleza nos dio riquezas insuperables, y la historia nos dio raíces, idioma, cultura y vínculos comunes como no tiene ninguna otra región de la Tierra .
Muchas gracias.
CUMBRE SOCIAL
No menos impactantes han resultado el robo de cerebros y la abusiva carga del servicio de la deuda externa, a lo que se añade el cuadro nefasto que comporta la criminalidad, el narcotráfico y el deterioro ambiental, agravados por las fracasadas recetas neoliberales aplicadas como un dogma incontestable.
No se trata ahora de credos o ideologías, sino del reconocimiento consciente del agotamiento de un modelo económico que sólo el Estado, con la participación del conjunto de la sociedad, puede rectificar, en última instancia, mediante una actuación sistemática, coordinada y comprometida con los intereses más prominentes de la nación.
Nuestra región experimenta un formidable renacer del espíritu de sus pueblos, con el surgimiento de una pujante fuerza ciudadana dispuesta a asumir los destinos de sus respectivos países, para hacer valer la prioridad que merecen los programas sociales, defender las riquezas nacionales y luchar por la justicia.
Han florecido en los años recientes los pronunciamientos políticos y las iniciativas que proponen nuevas fórmulas de integración.
El momento es claramente propicio para proponernos un paradigma regional, que rebase las diferencias, privilegie nuestra comunión de intereses y necesidades, promueva la acción solidaria y amplíe la cooperación.
Nuestras diferencias no deben privarnos de una integración que haga realidad los justos anhelos de la gran mayoría de los 550 millones de personas que convivimos desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Nuestras naciones atraviesan por dificultades, pero también cuentan con inmensos recursos naturales, adelantos tecnológicos y productivos de escala mundial, y un potencial científico pobremente aprovechado y escasamente compartido a nivel de la región.
Cuba ha fortalecido sus relaciones con varias naciones de América Latina y el Caribe, muestra de ello fue la realización exitosa de la III Cumbre Cuba-CARICOM desarrollada recientemente, donde ratificamos nuestra voluntad de trabajar hacia una mayor integración y compartir la defensa de los intereses comunes.
Debemos acordar acciones concretas y adoptar decisiones prácticas y válidas para nuestros pueblos. Consideramos que entre las prioridades no debe faltar la búsqueda de una respuesta regional para encarar la actual situación
económica mundial.
La complejidad de esta situación requiere de la participación de todos para su solución. En este sentido, celebramos los esfuerzos que han conducido a la creación de diferentes grupos para buscar alternativas a una crisis cuyo alcance y profundidad no es posible prever. Compartimos el criterio del presidente de la República Dominicana, compañero Leonel Fernández, de aspirar a un G-192 que comprenda a todos los países que forman parte de la familia de Naciones Unidas.
Nuestra región debe exigir el rediseño del sistema financiero internacional y la reestructuración de las relaciones económicas entre los países. Para lograrlo no basta con que lo reclamemos en los foros internacionales, aunque no debemos dejar de hacerlo. Estamos en capacidad de ir construyendo nuestras propias normas y prácticas en la región, de aunar voluntades y recursos e instrumentar relaciones de nuevo tipo.
Asistimos a esta Cumbre con la disposición de cooperar y trabajar por un futuro con espacios para todos. Cuba, a pesar del vengativo y prolongado bloqueo que nos impone el gobierno de Estados Unidos, está dispuesta a compartir sus modestas experiencias en temas de colaboración, que junto a la solidaridad y el internacionalismo constituyen los pilares de nuestras relaciones con el mundo.
En nombre de Cuba, que ha tenido que sufrir casi 50 años de bloqueo económico, comercial y financiero, agradezco a los países de América Latina y el Caribe por su firme apoyo a la Declaración Especial de esta Cumbre que reclama el cese de esta ilegal e injusta política, violatoria de los derechos humanos de nuestro pueblo.
En la ciudad de Salvador de Bahía, capital de este estado, hace 15 años el compañero Fidel Castro se refirió con vehemencia a la necesaria integración de nuestras naciones. Permítanme terminar mi intervención recordando sus palabras, cuando expresó:
Ayer fuimos colonia; podemos ser mañana una gran comunidad de pueblos estrechamente unidos. La naturaleza nos dio riquezas insuperables, y la historia nos dio raíces, idioma, cultura y vínculos comunes como no tiene ninguna otra región de la Tierra .
Muchas gracias.
CUMBRE SOCIAL
Los pueblos del Sur reafirman su lucha por la integración regional
Los representantes de organizaciones y de movimientos sociales de América Latina y del Caribe, reunidos en la Cumbre de los Pueblos del Sur, del 12 al 15 de diciembre de 2008, en Salvador, Bahía, reafirmaron su lucha para construir una integración a partir de los pueblos y para avanzar en la disputa por la profunda transformación del actual modelo productivo en una perspectiva soberana, sustentable y justa.
La Declaración de Bahía, elaborada en un momento histórico en el que se realizan cinco cumbres en forma simultánea, de presidentes del Mercosur, de Unasur, de la Aladi, del Grupo de Río y de América Latina y el Caribe en la capital bahiana, expresa el punto de vista de los movimientos sociales sobre las crisis actuales: energética, alimentaria, climática, social, económica, financiera. En 16 puntos, los pueblos proponen sus alternativas para esas crisis.
"Consideramos que la solución para la crisis económica global debe tener como respuesta estratégica la integración soberana de los países de la región y la construcción de un nuevo orden internacional económico, financiero, basado en la solidaridad, en la justicia y en el respeto de la naturaleza, que valorice el trabajo y que incentive el derecho al desarrollo sustentable de los Países del Sur", se afirma en el documento.
Los representantes de organizaciones y de movimientos sociales de América Latina y del Caribe, reunidos en la Cumbre de los Pueblos del Sur, del 12 al 15 de diciembre de 2008, en Salvador, Bahía, reafirmaron su lucha para construir una integración a partir de los pueblos y para avanzar en la disputa por la profunda transformación del actual modelo productivo en una perspectiva soberana, sustentable y justa.
La Declaración de Bahía, elaborada en un momento histórico en el que se realizan cinco cumbres en forma simultánea, de presidentes del Mercosur, de Unasur, de la Aladi, del Grupo de Río y de América Latina y el Caribe en la capital bahiana, expresa el punto de vista de los movimientos sociales sobre las crisis actuales: energética, alimentaria, climática, social, económica, financiera. En 16 puntos, los pueblos proponen sus alternativas para esas crisis.
"Consideramos que la solución para la crisis económica global debe tener como respuesta estratégica la integración soberana de los países de la región y la construcción de un nuevo orden internacional económico, financiero, basado en la solidaridad, en la justicia y en el respeto de la naturaleza, que valorice el trabajo y que incentive el derecho al desarrollo sustentable de los Países del Sur", se afirma en el documento.
Los pueblos ven con satisfacción el surgimiento de algunas características en la región, como el estímulo de la autonomía, el fortalecimiento de los mercados internos, el abandono del dólar como valor referente en los intercambios internacionales, cuestionamientos sobre la deuda externa, fortalecimiento de la democracia y de la autodeterminación, además de la no ingerencia en los asuntos de otros estados y la búsqueda de una relación respetuosa y fraterna entre las naciones.
Sin embargo, critican el mantenimiento de las políticas de libre comercio, que según ellos, constituyen un obstáculo para la integración de los pueblos, la justicia social, la soberanía y la democracia. También se posicionan en contra de cualquier esfuerzo por reiniciar las negociaciones de liberalización en la OMC, pues consideran que ello contribuirá a mantener el injusto orden internacional, profundizando la crisis alimentaria y climática. Entre las alternativas propuestas se encuentra la realización de un proceso de integración ligado al cambio del modo de producción, asegurando la soberanía alimentaria, que solamente podrá ser alcanzado con la profundización de la reforma agraria. "La integración debe incluir también la complementariedad de las economías y el fomento de la producción sustentable", se resalta en el documento.
Exigen además que el Convenio 169 de la OIT y la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas sean cumplidos
Para los representantes de movimientos sociales, los gobiernos de la región deben buscar soluciones dentro de marcos de justicia y solidaridad en los conflictos sobre bienes naturales y fuentes energéticas, como es el caso de la renegociación de los tratados de Itaipú y Yaciretá. En relación con los migrantes, sostienen que se debe garantizar la libre circulación de personas y no solamente el flujo de capital y de mercaderías. Por eso, piden la ratificación de la Convención de la ONU sobre los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias.
En la declaración, las organizaciones también denuncian la criminalización de las mujeres en su lucha por autonomía y por el derecho de decidir sobre sus cuerpos y sus vidas en la lucha por la legalización del aborto. Exigen el fin de la criminalización de los movimientos sociales en la región. Reivindican también que los medicamentos y la propiedad intelectual no sean incluidos en la agenda de la OMC, por considerar que el acceso a la salud pública de calidad es un derecho de todos y de todas.
Para leer la Declaración íntegra: PULSAR AQUÍ
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(Fuentes: AFP, BBC-Mundo, Página12, La Jornada, Cuba Debate y Adital)
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