Los documentos desclasificados en los últimos años permitieron demostrar la implicación de Estados Unidos y del entonces Presidente Lindon B. Johnson en el golpe militar contra el presidente constitucional brasileño Joao Goulart en 1964. Lo que ahora se revela, tras la declaraciones de un ex-agente uruguayo es que su asesinato en Argentina por agentes del Uruguay formaba parte de esos mismo planes y de la Operación Cóndor. Ayer el ministro de Justicia brasileño Tarso Genro amitió que el contenido de esas declaraciones sea cierto.
Geisel y la CIA dieron la orden
El ex miembro de los servicios de inteligencia uruguayo Mario Neira Barreiro afirmó que el ex presidente brasileño Joao Goulart fue asesinado por un comando uruguayo siguiendo instrucciones del entonces dictador brasileño Ernesto Geisel y la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). Neira Barreiro declaró, en entrevista al diario Folha de Sao Paulo , que el ex presidente de facto Geisel (1974-1979) fue el responsable político de la ejecución, mediante envenenamiento, de Goulart, quien según la versión oficial falleció de un paro cardíaco el 6 de diciembre de 1976 en la localidad argentina de Mercedes, provincia de Corrientes, próxima a la frontera con Brasil. La orden de ejecutar a Goulart fue impartida al grupo de tareas represivas uruguayo "Centauro", por Sergio Paranhos Fleury, ex jefe de la policía política, la DOPS (Dirección de Orden Político y Social) de Sao Paulo.
Fleury "dijo en una reunión en Uruguay (en que yo no estuve) que había conversado con Geisel" y que éste le dio la orden de asesinar a Goulart. "La CIA pagó fortunas para saber lo que Jango (Goulart) hablaba (en el exilio) y fue responsable por muchas cosas, pero no quiero hablar sobre eso porque tengo miedo" declaró Barreiro durante el diálogo con el diario Folha en el presidio Charqueadas, del estado de Rio Grande do Sul. El hijo del ex presidente Goulart (1961-1964), Joao Vicente, que el año pasado entrevistó a ex agente, dijo que su vida corre peligro.
El ministro de Justicia admite que podría ser válida la declaración
El ministro brasileño de Justicia, Tarso Genro, admitió la "posibilidad" de que el ex presidente Joao Goulart hubiese sido asesinado, como afirma el ex agente secreto uruguayo Mario Neira Barreiro, preso en Brasil y quien asegura haber participado del crimen.Genro, en declaraciones también a la edición digital del diario Folha de Sao Paulo, reconoce que un eventual ataque contra la vida de Goulart, depuesto en un golpe militar en 1964, "era posible", pues el ex mandatario vivió durante su exilio en Argentina y Uruguay sin ninguna protección. El responsable de la cartera ministerial de Justicia recordó que estuvo durante treinta días en una de las haciendas de Goulart en Uruguay, aprovechando la amistad entre el ex presidente y el padre del ministro. "En ese período me di cuenta que él (Goulart) vivía de modo muy simple y sin la presencia de guardaespaldas. Él recibía visitas de amigos, políticos uruguayos y brasileiros en la hacienda. Es posible que haya ocurrido un atentado, no lo dudo. Pero no se tienen informaciones correctas, algún dato técnico", apuntó.
Tarso Genro agregó que "si se presenta algún dato de que el gobierno brasileño (de la dictadura militar entre 1964-1985) haya articulado eso , el Ministerio de Justicia va a investigar". Genro, sin embargo, señaló que la declaración de Neira Barreiro, quien asegura haber espiado a Goulart entre 1973 y 1976 y participado del supuesto envenenamiento en una de sus haciendas en Argentina y ordenado por los gobiernos de Brasil y Uruguay, "no es confiable".
Neira Barreiro, quien afirmó que Goulart murió por ingerir medicamentos envenenados y no por infarto como informaron las autoridades forenses argentinas, cumple pena en la cárcel de máxima seguridad de Charqueadas, en las afueras de Porto Alegre, por narcotráfico, falsificación de documentos, robo y agavillamiento.
El domingo en una entrevista con el diario Folha de Sao Paulo el ex agente uruguayo dio detalles de esa historia, que ya había adelantado a Joao Vicente Goulart durante la grabación de un documental para la TV del Senado brasileño en la que el hijo del ex presidente se hizo pasar por periodista. Después de la declaración, la familia de Goulart denunció el caso ante el Ministerio Público brasileño, que hasta ahora no se ha pronunciado argumentando que está estudiando todavía la demanda y las pruebas presentadas.
El hijo del ex mandatario, expresó su temor por la vida de Neira Barreira, principal testigo en un eventual juicio por el supuesto asesinato de su padre, y en declaraciones a la TV Globo manifestó que si la Justicia brasileña no se pronuncia llevará el caso a los tribunales internacionales.
El ex policial uruguayo, en tanto, reafirmó al mismo canal que participó del complot para envenenar a Goulart y reiteró que el médico uruguayo Carlos Milles, asesinado después, fue el encargado de cambiar las píldoras que el ex presidente tomaba para sus problemas cardíacos por otras envenenadas.
El asesinato de Goulart forma parte de la Operación Cóndor
En la entrevista diario Folha de Sao Paulo, el agente uruguayo Mario Neira Barreiro da detalles de lo que aparece como una suerte de “tercerización” del Cóndor, en la que la policía política brasileña encomendó a un grupo de tareas uruguayo, el autodenominado Grupo de Acciones Militares Antisubversivas (Gamma) vigilar y, posteriormente, ejecutar a Joao Goulart, derrocado por el golpe militar de 1964, que implantó una de las dictaduras más largas de la región. Los militaresentregaron el poder en 1985, pero a condición de que ninguno de sus hombres fuera investigado, y menos aún, procesado o condenado. Imposición respetada a rajatabla por los seis gobiernos civiles que se sucedieron hasta ahora.
Neira Barreiro, confiesa haber seguido a Goulart a sol y sombra durante tres años (1973-1976). Fue en el Hotel Liberty, de Buenos Aires, donde solía hospedarse Goulart, donde un miembro de la banda Gamma logró acceder a los frascos de medicinas de Goulart, un enfermo cardíaco que había sufrido un infarto en 1974, y allí introdujo las píldoras que lo habrían matado el 6 de diciembre de 1976, en su estancia correntina de La Villa.
Quien elaboró el presunto preparado mortal fue el médico uruguayo Carlos Milles, jefe del grupo Gamma y a quien también se le imputa haber envenenado, en 1978, a Cecilia Fontana de Heber, madre de un ex senador del Partido Blanco de Uruguay.
“Operación Escorpión” fue el nombre de la conspiración que tenía como objetivo la muerte de Goulart, amigo y heredero político del ex presidente Getulio Vargas.
Goulart, el también ex presidente Juscelino Kubitscheck y otros dirigentes democráticos inclinados por una salida negociada de los militares eran vistos como una amenaza por los estrategas de éstos, que por esa razón habrían decidido eliminarlo.
El ex agente uruguayo comparte esa teoría según la cual la dictadura brasileña estaba más preocupada con los líderes moderados que con los grupos armados, totalmente aniquilados en 1976. Neira Barreiro explicó que la “Operación Escorpión” no es hija directa del Plan Cóndor, sacramentado en 1975 en Chile por las dictaduras regionales, sino de las operaciones Jacarta y Bandeirantes, que persiguieron opositores brasileños en la región antes de 1975.Es una afirmación que se empata con informaciones publicadas el año pasado según las cuales los militares y diplomáticos brasileños montaron una red internacional represiva antes de que el Plan Cóndor comenzara a tomar vuelo.
Sin embargo, para muchos las revelaciones del agente uruguayo demostrarían que el crimen formó parte de la Operación Cóndor y el testimonio podría incluirse en un próximo juicio oral que se realizará aquí para juzgar a los principales responsables de los crímenes de lesa humanidad de las dictaduras.
Los familiares del ex presidente Goulart han presentado ante la Fiscalía General de Brasil una denuncia sobre su posible asesinato. El ex mandatario habría sido envenenado por agentes de inteligencia de Brasil, Uruguay y Argentina, ya que en la provincia de Corrientes, donde ocurrió el presunto asesinato, operaban las fuerzas conjuntas de las dictaduras de estos países. En las investigaciones sobre la Operación Cóndor se descubrió que Goulart pudo haber sido envenenado con “gas sarín”, elaborado en los laboratorios químicos de la policía política del ex dictador chileno Augusto Pinochet por el químico Eugenio Berríos, asesinado en Uruguay en 1992. En mayo de 2000, la Cámara de Diputados de Brasil nombró una comisión para investigar el posible asesinato de Goulart.
EE.UU. instigó la dictadura en Brasil de 1964 a 1986.
La intervención de Washington en el golpe al presidente brasileño Joao Goulart ya había sido denunciada, pero en noviembre de 2006 fue confirmada por un documento. El historiador de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Carlos Fico descubrió en un archivo en Washington los documentos que confirman la participación de la embajada estadounidense y el Departamento de Estado en el golpe militar. Entre ellos, el informe redactado por el entonces embajador estadounidense, Lincoln Gordon, titulado "Un plan de contingencia para Brasil". Escrito a finales de 1963, en él se planteaban posibles escenarios políticos. Por un lado, Gordon describía el riesgo de una revuelta "de extrema izquierda" e, inclusive, de una "intervención comunista" en el país con el apoyo de la Unión Soviética y Cuba. Por el otro lado, el diplomático planteaba la posibilidad de que Goulart fuera "convencido" de dejar el poder por fuerzas "constructivas".
Tres meses y medio después de que Gordon enviara este informe al entonces consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, estalló un golpe de estado en Brasil.
La historia es conocida. Después de dos días de sublevaciones, miles de soldados tomaron Río de Janeiro en la madrugada del 2 de abril, mientras el presidente del Congreso se preparaba a anunciar que Goulart había dejado la Presidencia. El mandatario, un seguidor del ex presidente Getulio Vargas, no ofreció resistencia a las Fuerzas Armadas y se exilió en Argentina, donde permaneció hasta su muerte, en 1976.
. Dos semanas después del golpe de 1964, asumió la presidencia el jefe del Estado Mayor del Ejército, Castello Branco, marcando el inicio de veinte años de dictadura.
De la ayuda de Washington en los días posteriores al golpe de Estado tam`poco hay dudas. El historiador también encontró un telegrama enviado desde el Departamento de Estado al embajador Gordon el mismo día en que los militares se levantaron contra el gobierno de Goulart. En él se detallaba la ayuda que enviarían a las fuerzas golpistas : cuatro barcos petroleros, un portaaviones, seis barcos de guerra, 110 toneladas de municiones y gases lacrimógenos para controlar a las multitudes, diez aviones de carga, seis de guerra y seis de reabastecimiento.
Washington negó siempre su participación en el golpe militar. En 2003 la prensa brasileña volvió a preguntarle al ex embajador Gordon si habían estado involucrados en algún aspecto del derrocamiento de Goulart. "La participación activa fue absolutamente nula", reiteró una vez más el diplomático.
Con la caída de Goulart comenzó una dictadura que se prolongó en el poder hasta 1985. Fue uno de los períodos más nefastos de la historia brasileña y también uno de los menos discutidos. Recién en los últimos años y con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se comenzaron a abrir algunos de los archivos secretos del Estado.
(Fuentes: Agencia PÚLSAR, ANSA-Latina, EFE, Página 12 y La Jornada)
(Fuentes: Agencia PÚLSAR, ANSA-Latina, EFE, Página 12 y La Jornada)
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