Unos 1.500 afectados por el seismo que, en agosto pasado destruyó una amplia región del Perú conocia como el 'sur chico', iniciaron el martes una marcha desde la ciudad de Ica hasta Lima para exigir al gobierno que atienda los graves problemas que aun sufre la población. La caminata de 300 kilómetros finalizará en la capital peruana donde los damnificados denunciarán la tardanza del gobierno nacional en el inicio de las tareas de reconstrucción en las localidades del sur del país.
Después de seis meses desde el terremoto del 15 de agosto pasado, las autoridades de los distritos más castigados denunciaron que en muchas zonas ni siquiera se han retirado los escombros. El departamento de Ica fue el más castigado por el seismo de 7,9 grados Richter que sacudió el sur de Perú y provocó la muerte de 595 personas en la región y la desaparición de 300 pobladores.
Después de seis meses desde el terremoto del 15 de agosto pasado, las autoridades de los distritos más castigados denunciaron que en muchas zonas ni siquiera se han retirado los escombros. El departamento de Ica fue el más castigado por el seismo de 7,9 grados Richter que sacudió el sur de Perú y provocó la muerte de 595 personas en la región y la desaparición de 300 pobladores.
No reciben ayudas, no tienen agua ni letrinas
"Las organizaciones populares y gremiales y los damnificados de los distritos y provincias deIca decidieron hacer esta marcha de sacrificio, con la finalidad de que el gobierno central escuche el clamor de la gente pobre", explica el presidente de la Coordinadora Ciudadana de Defensa de la Reconstrucción y Desarrollo de Ica, Eusebio Salcedo."El único propósito es que seamos escuchados por el gobierno y se lleve a cabo una verdadera reconstrucción". Salcedo, dice que el Ejecutivo "no está respondiendo al llamado que han hecho los damnificados".
Casi seis meses y medio después del terremoto que dejó 593 muertos, buena parte de los cerca de 435.000 damnificados subsisten en situaciones deplorables y sin que la prometida ayuda oficial llegue, según han documentado diversas investigaciones periodísticas."No hemos recibido nada y no sabemos si nos desalojarán en algún momento. No tenemos agua, tampoco letrinas. Nunca nos proporcionaron carpas, ni instalaron comedores. Las enfermedades de la piel y los males estomacales y bronquiales afectan a los más de 4.000 niños que viven aquí (en un refugio de la zona Alto del Molino", asegura el damnificado Alexis Espinoza.
A pesar del impulso inicial del gobierno en la reconstrucción de las provincias iqueñas de Ica, Chincha y Pisco, las más afectadas por el temblor, la situación sigue calamitosa, con personas sobreviviendo en carpas o a la intemperie y sin las más mínimas condiciones. Las casas prometidas no se han construido y las actividades económicas se han recuperado parcialmente, pero por la acción de la empresa privada.
La falta de respuesta gubernamental obedece, según analistas, a la ineficiencia de la institución creada para atender el problema, el Fondo de Reconstrucción del Sur, la que a su vez culpa a la burocracia y sus reglas.La "marcha de sacrificio" avanzaba en la noche de ayer por la Carretera Panamericana en medio del ambiente pacífico prometido por los organizadores. El terremoto también afectó a otras zonas de Perú, pero en ningún caso con la intensidad de lo sufrido por las tres mayores provincias del departamento costeño de Ica.
La marcha sigue a la huelga
Los damnificados protestaron la semana pasada con una huelga de 24 horas, para reclamar la desactivación del inútil Fondo de Reconstrucción del Sur (Forsur) y para denunciar la falta de atención del gobierno en la zona.La huelga de 24 horas se sintió principalmente en la ciudad de Ica, la más importante de la región y la más castigada por el seismo del pasado 15 de agosto.
La huelga convocada por la Coordinadora de Defensa del Damnificado y Reconstrucción de Ica estuvo acompañada por bloqueos a la carretera Panamericana Sur, provocó el cierre de los mercados en la ciudad y la reducción en los servicios de transporte.
La Coordinadora también exigió la renuncia del presidente de Forsur, el empresario Julio Favre, ante la lentitud de los trabajos de reconstrucción que aún no finalizó la limpieza de escombros.
El Forsur maneja todos los fondos nacionales e internacionales destinados a la reconstrucción de la zona y depende de la Presidencia del Consejo de Ministros, cuyo titular es Jorge del Castillo.
'Pisco ya no está para fiestas'
Así de claro resume Yesenia, dueña de una tienda de modas, la situación que atraviesa la ciudad peruana. Seis meses después del terremoto, aquí la labor de desescombrado ha terminado, pero la mayor parte de los afectados sigue viviendo en tiendas de campaña y casetas de madera donadas por la cooperación internacional. Muchos de ellos no pueden acceder a las ayudas estatales destinadas exclusivamente a propietarios que acrediten la titularidad de sus viviendas y mientras la fase de emergencia termina, la incertidumbre ante los próximos meses es total.
'Cuando una ONG interviene en una emergencia como ésta, normalmente lo hace durante un máximo de tres meses porque se espera que para entonces los damnificados no dependan totalmente de nuestra asistencia - explica Jorge Salamanca, responsable geográfico de Acción contra el Hambre para América Latina – En Perú, este plazo se ha duplicado. Seis meses después, seguimos dando agua potable a la población ya que el Gobierno todavía no ha comenzado a reconstruir las infraestructuras básicas' argumenta.
El terremoto del pasado 15 de agosto dejó 363.151 damnificados, más de 45.000 familias que siguen sin recibir la ayuda necesaria. 'Pisco se ha convertido en la imagen del terremoto pero no debemos olvidar que en Chincha e Ica el número de afectados fue mucho mayor' declara Bárbara Mineo, jefa de misión de Acción contra el Hambre en Perú.
En Pisco, la ciudad más cercana al epicentro del terremoto, murieron 355 personas.
Cuando ocurrió el sismo, en la iglesia de San Clemente se celebraba una misa por la muerte de uno de sus lugareños. El terremoto duró dos minutos. Entre 150 y 200 personas que estaban dentro del templo fallecieron después de que el techo se les viniera encima.
Meses después, miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña o en las casas dañadas por el seismo.
En Pisco, la ciudad más cercana al epicentro del terremoto, murieron 355 personas.
Cuando ocurrió el sismo, en la iglesia de San Clemente se celebraba una misa por la muerte de uno de sus lugareños. El terremoto duró dos minutos. Entre 150 y 200 personas que estaban dentro del templo fallecieron después de que el techo se les viniera encima.
Meses después, miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña o en las casas dañadas por el seismo.
La mayoría de los que perdieron sus hogares no pueden reclamar el cheque de 2.000 dólares que ofreció el gobierno a los damnificados, porque nunca se inscribieron como propietarios de sus casas ante la oficina de Registros Públicos.
Pese a que la respuesta internacional tras el sismo fue rápida, de todos los países que ayudaron a Perú, el único que todavía lo sigue haciendo es Cuba.
Según el doctor Benino Moreyra, director del hospital de la misión cubana, "no es que haya falta de recursos o voluntad, lo que ocurre es que lo que sucedió fue de tal magnitud que no dieron abasto, y les quedaron solamente las estructuras (de las casas)".
Según el doctor Benino Moreyra, director del hospital de la misión cubana, "no es que haya falta de recursos o voluntad, lo que ocurre es que lo que sucedió fue de tal magnitud que no dieron abasto, y les quedaron solamente las estructuras (de las casas)".
Y ahora las lluvias, dejan más muertos
Las torrenciales lluvias e inundaciones que afectan a Perú desde enero, han dejado hasta el momento 14 muertos, 24 desaparecidos y 16 heridos, según el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Los damnificados y afectados suman hasta la fecha 1.399 y 451.733, respectivamente, mientras que 281 viviendas han sido destruidas y 61.026 afectadas. La fuente agregó que, desde principios de año, las precipitaciones han arrasado 262 hectáreas de cultivos, mientras que otras 10.176 fueron dañadas, especialmente en el norte de Perú.
En la región de Tumbes, fronteriza con Ecuador, varios poblados han sido inundados tras la crecida del río Zarumilla como consecuencia de las intensas precipitaciones pluviales en los dos últimos días. También se han reportado en los últimos días desbordes de ríos en otras regiones del norte de Perú como Piura, Lambayeque, Cajamarca y Amazonas.
El domingo último también se desbordó el río Pisco, situado en la costa central de Perú, una zona que se recupera lentamente del terremoto de 7,9 grados Richter que en agosto pasado dejó 595 muertos, 318 desaparecidos y decena de miles de damnificados.
En la región selvática de Ucayali, cerca de la frontera con Brasil y declarada en emergencia el fin de semana por las lluvias, resultaron afectadas más de 2.000 hectáreas de cultivos de plátano, café, cacao, piña, yuca (tapioca) y camu-camu (fruta nativa).
En la sierra de Lima, ocho de localidades de la provincia de Huarochirí quedaron aisladas después de que fuera bloqueada la carretera por un corrimiento de tierra ocurrido el sábado, informaron hoy fuentes oficiales.
La propia capital peruana se ve amenazada por posibles desbordes de los ríos Rímac y Chillón, cuyos caudales crecen en 58 y 98 por ciento.
El apoyo a las regiones afectadas por las intensas precipitaciones pluviales en Perú fue asumida por las autoridades, que también decidieron enviar 38 toneladas de ayuda humanitaria a Bolivia y Ecuador, donde la catástrofe es mayor.
(Fuentes:Agencia PÚLSAR, Diario Co-Latino, El Comercio-Lima, BBC-Mundo, Acción Contra el Hambre y EFE)
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