8.2.08

Cuba: La Sucesión de Fidel

CRECE EL DEBATE INTERNO FOMENTADO POR EL PODER Y LOS CUBANOS SE PREGUNTAN SI VA O NO VA A CAMBIAR ALGO

Cuba está viviendo un período de intensos debates, promovidos por el gobierno desde mediados del año pasado, que incluyen demandas de artistas contra prohibiciones y críticas a medidas oficiales de estudiantes universitarios en un video que circula por internet. En los últimos meses, bajo el auspicio del gobierno interino de Raúl Castro, en el cargo por la enfermedad que afecta a su hermano y líder de la revolución, Fidel Castro, los cubanos han participado de debates en asambleas laborales sobre problemas de la sociedad. Las críticas al transporte, la economía, a prohibiciones consideradas obsoletas y la preocupación por el futuro de los jóvenes fueron algunos de los debates que se registraron en los distintos puntos de la isla. Incluso, se han escuchado voces de alerta contra lo que algunos consideran el deterioro sufrido en conquistas históricas como la salud y la educación



Crítica a prohibiciones y peticiones de cambios

La crítica a prohibiciones y rlas demandas de cambios cobran fuerza, en vísperas de que se instale la Asamblea Nacional el 24 de febrero, cuando definirá el futuro político de Fidel Castro. Por La Habana circula esta semana, de mano en mano y en internet, un video en el que estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) cuestionan al Presidente de la Asamblea , Ricardo Alarcón, sobre temas sensibles como las restricciones para viajar y hospedarse en hoteles reservados a turistas extranjeros.
En la grabación, de dos horas, los jóvenes, que se declaran revolucionarios, también critican la falta de contacto entre la dirigencia y el pueblo; las limitaciones en el acceso a internet y la existencia de una doble moneda -el peso convertible y el cubano-.
"¿Por qué el pueblo de Cuba no cuenta con la posibilidad viable de ir a hoteles o viajar a distintos lugares del mundo?", ¿por qué el comercio interior (...) ha migrado al peso convertible cuando nuestros trabajadores y campesinos cobran su salario en moneda nacional que tiene 25 veces menos poder adquisitivo?", cuestionó Eliécer Avila.
Otro de los jóvenes, Alejandro Hernández, se pregunta cómo poder ejercer el "voto unido" (por todos los candidatos), al que convocó el Gobierno en las elecciones parlamentarias del 20 de enero, si no conoce a los propuestos.
"El mismo Fidel, un hombre de una visión preclara, que todos sabemos la visión que tiene, -de eso ni hablar-, está llamando a ejercer el voto unido, y qué sucede cuando él esta llamando a ejercer el voto unido y tu conciencia te está instando a otra cosa", cuestionó Rolando Pérez.
Tras la intervención de los estudiantes, Alarcón recordó a los jóvenes los logros de la revolución en 50 años, les señaló que en el "mundo real" no todos podían viajar porque se necesitaban recursos, y que el tema de la doble moneda es estudiado.
El video ha causado diversas reacciones entre los cubanos. "Todo lo que dijeron esos muchachos es lo que anda en la calle", dice un mecánico de 32 años que prefirió no dar su nombre.
"Yo lo que quiero saber es qué van a hacer. Lo que se oye en la calle es que van a ver el asunto de la moneda, que van a autorizar la compra de carros, de casas y a quitar el permiso de salida. Pero vamos a ver", comentó una costurera de 56 años.
Las críticas coinciden con los principales demandas puestas sobre la mesa en un reciente debate masivo convocado por Raúl, al mando de Cuba desde hace 18 meses por la enfermedad de su hermano Fidel, para hablar con "valentía" de los problemas del país.
A tono con esa invitación, en una reunión con altas autoridades del Ministerio de Finanzas, empleados protestaron vivamente porque el gobierno cobrará un impuestos de entre 10% y 50% a los cubanos que reciben divisas por su trabajo en empresas extranjeras.
Para el escritor Leonardo Padura "aunque a veces no parezca, hay cosas que se mueven". "Creo que las respuestas a estas preguntas que se hacen 11 millones de cubanos no resisten mucho tiempo de espera", opinó.
"Estoy esperando que éste sea un proceso de transición que nos lleve a cosas positivas", manifestó esta semana el trovador Silvio Rodríguez, voz emblemática de la revolución.
La expectativa está centrada en el 24 de febrero. El Parlamento recién electo se reunirá y se definirá si Fidel, de 81 años y en el poder desde 1959, será reelecto presidente, y cómo una decisión u otra afectará el ritmo de los cambios en el país.
Raúl, de 76 años, anunció en enero que los diputados deberán encarar "grandes decisiones", y en diciembre ya había causado revuelo con la crítica que hizo ante el Parlamento sobre el "exceso de prohibiciones y medidas legales" en el país


VÍDEO: ALARCÓN FRENTE A LOS ESTUDIANTES





Cuba ¿cambia o no cambia?
Por Leonardo Padura Fuentes (*)

No deja de ser significativo, o cuando menos curioso, la cantidad de personas y medios de prensa en el mundo que están atentos a lo que durante los últimos meses ha ocurrido (o no ha ocurrido en Cuba): la posibilidad de un cambio, no ya político, sino cuando menos económico y social.
Incluso a los que vivimos en esta pequeña isla del Caribe y confrontamos cotidianamente las expectativas de sus habitantes, a veces hasta nos parece que el interés por lo que sucede (o no) en Cuba resulta desproporcionado, teniendo en cuenta las apuestas que hoy se juegan en el mundo, y que van desde guerras actuales y anunciadas hasta crisis galopantes con signos de recesión a escala universal.
¿A qué se debe ese interés por Cuba? Creo que son varias las razones que lo generan y una de ellas, quizás la más magnética, se llama Fidel Castro, su posición actual dentro de la política cubana y su posible futuro, luego de casi cincuenta años al frente del país y después de año y medio alejado de la vida pública por su estado de salud.
Por otro lado, el hecho de que Cuba siga siendo uno de los pocos ''bastiones'' del socialismo, capaz incluso de haber resistido casi medio siglo de embargo comercial y hostilidad norteamericana, la desaparición del comunismo europeo y la desintegración de la URSS con la consiguiente pérdida de subsidios y, más recientemente, el hecho de haber vivido la horripilante crisis económica que se atravesó acá en la pasada década (aquellos años eufemísticamente calificados como ''período especial en tiempos de paz'', que dejaron al país como devastado por una guerra), han propiciado, cada uno con su peso específico, no solo el interés por lo que ocurre en el país, sino también todo un sistema de apuestas sobre la capacidad o no de supervivencia del sistema y, más recientemente, su posibilidad de reformarse y conseguir lo que sus ciudadanos reclaman cada vez con más insistencia: cambios que le permitan vivir una vida mejor.
No es casual que haya sido necesaria una convocatoria en toda la regla, promovida a raíz de las celebraciones por el aniversario del 26 de Julio (el primero sin la participación de Fidel Castro) hecha precisamente por la más alta dirigencia del gobierno, ahora en manos del Ministro de las Fuerzas Armadas, Raúl Castro, para que se haya generado un diálogo nacional que se pidió ''valiente'', ''abierto'' y sin miedos ­importantes acotaciones. En estas asambleas populares, a pesar de un notable cansancio histórico respecto a ciertas estructuras de transmisión de sus reclamos, los ciudadanos realizaron un 1.300.000 planteamientos sobre los más disímiles aspectos de la vida del país que, a su juicio, necesitan revisión total o parcial. Y se incluyeron en ellos, con notable frecuencia, los que por años han sido los estandartes de la propaganda oficial: la salud pública y la educación, aquejadas de males que van desde la falta de personal y la pérdida de profesionalidad, hasta síntomas de corrupción. Por no recordar otra vez las caóticas situaciones de la vivienda, el transporte y la incongruencia entre salario real y salario nominal.
¿Esas opiniones tendrán alguna respuesta inmediata? Nadie lo sabe: al menos nadie de los que andamos por las calles del
país. Pero alguna respuesta se espera que tengan, entre ellas la liberalización de ciertas estructuras económicas como la relacionada con la tenencia de la tierra y la
comercialización de sus productos, luego de haber sido fehacientemente demostrada ­y no solo en
Cuba- la ineficiencia de los sistemas colectivizadores patentados por Stalin allá en la URSS de los años 30.
No deja de resultar inquietante que junto a este proceso de revelación de incapacidades sociales, económicas, de los servicios, el gobierno cubano haya lanzado también el anuncio de su futura adhesión a dos importantes protocolos internacionales que hasta ahora se había negado a refrendar a causa de la parcialidad del antiguo mecanismo de derechos humanos de la ONU: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.


¿Qué cambiará en la isla cuando en los
altos niveles de decisión se tenga una certeza plena (pienso que ya se tiene, más aún, que siempre se debió haberse tenido) de las carencias, frustraciones, quejas, lamentos que en cifra millonaria han expresado ''valientemente'' los cubanos? ¿De qué manera alterará la política interna del país la adhesión a unos pactos que santifican una serie de derechos limitados en la isla por las más diversas causas, coyunturas y perspectivas históricas superadas por la vida (el derecho a viajar libremente es uno de los más mencionados)?
Creo que las respuestas a estas preguntas que se hacen once millones de cubanos no resisten mucho tiempo de espera. El inmovilismo y la atrofia burocrática no podrían ser la solución que merece y exige el país. Y aunque a veces no lo parezca, hay cosas que se mueven (como lo demostró el levantamiento de la censura de cinco años que pesaba sobre un documental dedicado al béisbol cubano en el que aparecían jugadores que habían escapado hacia los Estados Unidos: tema tabú y visceral, por lo que significa el béisbol para los cubanos y el deporte ''amateur'' para la política del gobierno). Pero se mueven a paso lento...
Las mayores expectativas ahora se centran en la decisión que, en unas semanas, deberá tomar la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) respecto a la ratificación o no de Fidel Castro al frente del Estado y el gobierno. ¿Estará en condiciones de asumir sus viejas responsabilidades? ¿Qué cambiará o no cambiará con Fidel Castro otra vez en el poder o definitivamente alejado de él (al menos oficialmente)?
La novela de misterio ­insisto en llamarla de ese modo- en que se ha convertido la vida cubana, ha entrado en un momento climático de su desarrollo. En los próximos capítulos, así lo creo, tendremos quizás algunas evidencias que nos acerquen a la pregunta que nos hacemos: ¿Cuba cambia o no cambia? Por lo que veo, oigo y respiro, la gente quiere cambios y ya algunos hasta sueñan con ellos, como la joven que ha realizado un itinerario virtual del viaje que realizará por el México maya ''cuando quiten el permiso de salida''.

(*) Escritor y periodista cubano. Sus novelas han sido traducidas a una decena de idiomas y su más reciente obra, La neblina del ayer, ha ganado el Premio Hammett a la mejor novela policial en español del 2005.Servicio de columnistas IPS.

(Fuentes: ANSA-Latina, AFP, Bitácora-IPS y BBC)

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