Adolfo Pérez Esquivel(*)
Alai-amlatina
El paro agrario en la Argentina desde hace más de 15 días, es utilizado por sectores golpistas para desestabilizar al gobierno y seguir explotando al pueblo con total impunidad.Las retenciones que el gobierno impone a las exportaciones tienen diversas lecturas y contradicciones que han confundido, y generado que los sectores del campo coincidan en la protesta. Es necesario diferenciar si están juntos y revueltos para desestabilizar al gobierno, o tienen la suficiente claridad para diferenciarse en la lucha y reclamos. Hay que diferenciar y saber si están juntos, pero no revueltos y hasta dónde llega estar juntos sin quemarse.Recuerdo esa pequeña historia que dice: “El ladrón corre hacia el Este y el policía corre hacia el Este. Los dos corren hacia el Este pero con intenciones diferentes”.
Los productores agropecuarios nunca tuvieron tantas ganancias como en los últimos años, beneficiándose por la política de cambio y las exportaciones de soja y girasol. Los indicadores son elocuentes y concretos. Sin embargo es necesario hacer un análisis de los costos que esa actividad tiene para el país, su rentabilidad y concentración de la riqueza en pocas manos. Las grandes corporaciones agropecuarias, las transnacionales han destruido, y quemado miles de hectáreas de bosques, apropiándose de grandes extensiones de tierra para plantar soja transgénica. Utilizan agroquímicos altamente contaminantes sin importarles las consecuencias para el medio ambiente y vida de los pobladores.Por otra parte, las contradicciones del gobierno no son pocas, pero hay que reconocer que ha dado algunos pasos importantes hacia la recuperación económica y eso es positivo.
El saqueo a que fue sometido el país durante la crisis de 2001 fue un golpe de Estado económico, sacando al exterior los capitales y llevando al cierre de fábricas, desabastecimiento, aumento del desempleo y pobreza, provocado por capitales financieros y el sistema bancario, que buscaron el vaciamiento del país sin importarles las consecuencias sociales.Sectores de la llamada “clase media, acomodada” salieron estos días en “apoyo al campo” con la cacerola de acero inoxidable y cucharita de plata a apoyar el paro agrario.La falta de memoria, a muchos les ha jugado una mala pasada.
Se olvidaron que la clase media acomodada siempre creyó estar a salvo de la debacle del país. La realidad les demostró que el capital financiero no tiene amigos, tiene intereses y que también fueron víctimas del vaciamiento económico y muchos perdieron sus recursos y ahorros depositados en los bancos. Es necesario hacer memoria y saber porqué hoy nadie se hace responsable de esa situación y lamentablemente la impunidad continúa.
El gobierno tiene que asumir que se equivocó al poner las retenciones por igual y no diferenciar a los pequeños y medianos productores rurales, que son la mayoría, y muchos con serias dificultades en su producción y con sus campos hipotecados; se equivocó al juzgarlos con la misma vara con que mide a las grandes corporaciones y terratenientes que tienen ganancias exorbitantes que sacan del país y que no están dispuesto a la re-distribución de la riqueza.Reitero, estamos frente al cuento del ladrón y el policía, en que los dos corren hacia el Este pero con intenciones diferentes.
La presidenta Cristina Fernández Kirchner pidió que levanten el paro para dialogar y encontrar una salida al conflicto. Es una medida prudente que los productores rurales no pueden dejar pasar. El diálogo es el camino para encontrar soluciones.El gobierno no puede volver a equivocarse y tiene que diferenciar al campesino de los terratenientes.
No hay que permitir ni dejarse arrastrar por los golpistas para que se enfrenten trabajadores contra trabajadoresHay veces en la vida que la enseñanza es dura, pero se aprende. Los campesinos luchan por sus derechos y resisten en la esperanza para alcanzar a vivir con dignidad y recuperar la soberanía nacional, hoy amenazada por los grandes intereses económicos que se niegan a re-distribuir la riqueza.
El gobierno debe tener políticas claras y coherentes entre el decir y el hacer. Hoy están vendiendo el territorio nacional, devastando sus riquezas y empobreciendo al pueblo. Las retenciones son necesarias, no sólo al agro, a las empresas mineras, a las petroleras, para ello es necesario políticas públicas para evitar la explotación irracional y recuperar la soberanía perdida.
Las retenciones deben dirigirse correctamente para construir el país que queremos.Queda un largo camino a recorrer que es necesario asumir entre todos y todas.-
No confundir el campo con los campesinos
por Ricardo Natalichio (*)
por Ricardo Natalichio (*)
El conflicto que se vive en Argentina por la rebelión de los productores rurales y que ha sido reproducido en medios de comunicación de todo el mundo, requiere de un análisis profundo. En este país el campo y los campesinos desde hace unos cuantos años no son la misma cosa. Abordaremos el caso de Argentina, pero este es un modelo que se reproduce, en mayor o menor medida, en toda América Latina.
Desde la década del '90, con la presidencia de Carlos Menem, se comenzaron a producir grandes cambios en el sector agropecuario. La sojización del campo, trajo aparejada una fuerte concentración de las tierras más fértiles en manos de los llamados pool de siembra y su consiguiente éxodo de mano de obra excedente hacia las grandes ciudades.
Cientos de miles de familias de campesinos se fueron viendo forzados a abandonar el campo presionados por un nuevo modelo de agricultura, que no necesita agricultores. Los pequeños productores fueron siendo sistemáticamente fagocitados por los pool de siembra y hoy la Argentina toda, es una inmensa plantación de soja, que ya ocupa casi el 70% de la superficie total sembrada.
Desde el gobierno se plantea que la suba en las retenciones a la soja, está pensada como estrategia para desalentar el incremento de este cultivo a lo largo y a lo ancho del país, ya que los extraordinarios precios internacionales obtenidos por el monocultivo de la soja, desalientan la producción de otras siembras como el trigo, el maíz y otros productos agrícolas necesarios para abastecer al mercado interno.
Desde la década del '90, con la presidencia de Carlos Menem, se comenzaron a producir grandes cambios en el sector agropecuario. La sojización del campo, trajo aparejada una fuerte concentración de las tierras más fértiles en manos de los llamados pool de siembra y su consiguiente éxodo de mano de obra excedente hacia las grandes ciudades.
Cientos de miles de familias de campesinos se fueron viendo forzados a abandonar el campo presionados por un nuevo modelo de agricultura, que no necesita agricultores. Los pequeños productores fueron siendo sistemáticamente fagocitados por los pool de siembra y hoy la Argentina toda, es una inmensa plantación de soja, que ya ocupa casi el 70% de la superficie total sembrada.
Desde el gobierno se plantea que la suba en las retenciones a la soja, está pensada como estrategia para desalentar el incremento de este cultivo a lo largo y a lo ancho del país, ya que los extraordinarios precios internacionales obtenidos por el monocultivo de la soja, desalientan la producción de otras siembras como el trigo, el maíz y otros productos agrícolas necesarios para abastecer al mercado interno.
Por otra parte, no olvidemos que los monocultivos incentivan el uso de fertilizantes y agroquímicos altamente contaminantes. Que producen desertificación, contaminación del agua y pérdida de biodiversidad.
Estamos de acuerdo con que las retenciones, así como están planteadas, concentran la riqueza en Buenos Aires. Pero la solución a esto pasa por que el gobierno debe incrementar el gasto nacional en aquellas regiones que lo necesiten, alentando la diversificación de cultivos y apoyando la creación, financiación y el trabajo de las PyMEs y los campesinos, que son los mayores creadores de empleo y productores de alimentos.
Se ha instalado desde los medios de comunicación la falsa premisa de que el campo es el que alimenta y financia al país. Esto es una doble falacia, en todo caso los que proveen de alimentos al país son los campesinos, ya que el campo sólo produce soja para exportar. Y financieramente, los ingresos que genera el campo para el país provienen de las retenciones, que son el motivo de su protesta.
El verdadero problema de fondo es la concentración de la tenencia de la tierra, pero esto por ahora ni se debate. Los alimentos no pueden ser objeto de ganancias ilimitadas. La Biodiversidad es una riqueza de los pueblos y la tenencia de la tierra, debe estar en sus manos.
El verdadero problema de fondo es la concentración de la tenencia de la tierra, pero esto por ahora ni se debate. Los alimentos no pueden ser objeto de ganancias ilimitadas. La Biodiversidad es una riqueza de los pueblos y la tenencia de la tierra, debe estar en sus manos.
El futuro de los campesinos, la sustentabilidad de la tierra, la contaminación del agua, la pérdida de diversidad biológica, la desertificación, la soberanía alimentaria; no dependen del porcentaje de las retenciones, sino de un modelo de país.
(*) Artículo publicado en Ambiente y Sociedad, nº 337, 27 de marzo de 2008
http://www.ecoportal.net/
(Fuentes: Vientos del Sur y Mientras Tanto)
(*) Artículo publicado en Ambiente y Sociedad, nº 337, 27 de marzo de 2008
http://www.ecoportal.net/
(Fuentes: Vientos del Sur y Mientras Tanto)
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